En España contamos con una gran riqueza cultural derivada de la amplia historia del país: desde yacimientos y vestigios de la Prehistoria hasta el paso de las grandes civilizaciones de la Antigüedad y el desarrollo de los reinos de España. Por ello, varias de sus ciudades cuentan con un atractivo turístico incomparable en el resto del mundo, ya que ofrecen una experiencia completa, desde la visita a monumentos y museos, así como su gastronomía. Desde ansiaviajera se acentúan varias posibilidades, veamos por qué.
España y la llegada de las antiguas civilizaciones y los musulmanes
Debido a su localización geográfica como punto intermedio entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, así como por su riqueza minera y de recursos, España es un país que ha sido habitado por múltiples pueblos y civilizaciones, desde los griegos, los fenicios y los cartagineses, hasta los propios pueblos celtas e iberos, hasta los pueblos godos, como los suevos, cántabros y alones. Sería tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 después de Cristo, cuando el dominio romano de la Península pasaría a ser parte de los pueblos godos. En menos de 200 años sucederían en los reinos visigodos conflictos políticos y gubernamentales que propiciarían la aparición de pueblos árabes del norte de África y su posterior conquista a partir del año 711. Como sabemos, a partir del siglo XI, los Reinos Cristianos (los antiguos visigodos, que se habían convertido al Cristianismo por mandato del rey Recadero) que habían quedado relegados al norte, comienza el denominado proceso de Reconquista, y con ello la recuperación de los territorios en mano de los musulmanes.
En torno a la historia de los musulmanes en la Península, veamos como en Córdoba y Sevilla, dos de las ciudades más visitadas, fueron puntos fundamentales para la civilización islámica.
Córdoba, la ciudad califal
Cuando los musulmanes se establecen en la Península, comienza un periodo en que son dependientes del califa de Damasco. Posteriormente, en el año 756 se independizan y en el año 929 forman el Califato de Córdoba, lo que supuso la independencia política y religiosa.
Al asentarse en Córdoba, esta ciudad se convierte en el punto neurálgico de esta civilización en la Península y por ello se desarrolló todo un lugar de culto, comercio, administración y gobierno para todo Al-Ándalus.
Muestra de ello son hoy los vestigios musulmanes, destacando la Mezquita de Córdoba, a día de hoy considerada Mezquita-Catedral como monumento, aunque solo ofrece el culto cristiano. La Mezquita de Córdoba fue en su momento la segunda mezquita más grande del mundo, después de La Meca. Esta mezquita se construyó sobre un antiguo templo arriano y la intervención de los cinco grandes emires y califas Hisham I, Abderramán II, Abderramán III, Alhakén II y Almanzar potenciaron su construcción y ampliación. Destaca su estilo interior con arcos de herradura policromados, a día de hoy conserva el color rojo alternado en sus dovelas, así como el minarete y su patio interior, el conocido Patio de los Naranjos. A partir del siglo XIII, la mezquita se convirtió en catedral, debido a la conquista de Córdoba en el año 1236 por parte del rey Fernando III de Castilla. A partir de entonces, la mezquita se fue remodelando y en la parte central se construyó un claustro y retablo al modo de las iglesias y catedrales cristianas.
Más allá de la Mezquita, Córdoba ofrece una amplia cantidad de monumentos y resquicios de la Antigüedad, los cuales se han conservado en gran parte en el Museo Arqueológico de la Ciudad. Cerca de la Plaza de Sancho Fernández de Córdoba se encuentran las grandes columnas de un templo romano del siglo I antes de Cristo, conservándose también del Imperio Romano el puente que cruza el río Guadalquivir y un gran Arco Triunfal.
Con la llegada de los cristianos, Córdoba se convierte en la ciudad de las tres culturas, o religiones: el islam, el cristianismo y el judaísmo. De esta última cultura se conservan sinagogas y el barrio de la judería, que ofrece un paseo inmersivo en la Antigüedad.
Córdoba fue cuna de filósofos, emperadores romanos y grandes escritores, como Ibn Hazem, poeta árabe autor del Collar de la Paloma, y Luis de Góngora, uno de los mayores artífices de la poesía española de toda la historia, enterrado en la Ermita de San Bartolomé, en la zona sur de la Mezquita-Catedral.
No se puede olvidar la ciudad Medina Azahara, una ciudad situada a las afueras de Córdoba, con un estado de conservación sorprendente, destacando la Puerta del Primer Ministro; así como el Alcázar de los Reyes Cristianos y sus jardines.
Sevilla, uno de los reinos de taifas
En el siglo XI, el gobierno y la estructura interna de Al-Ándalus se desestabilizó, motivado principalmente por el avance de los Reinos Cristianos. Los territorios se fragmentarían en taifas y Sevilla sería la capital de una de las más importantes. Sin embargo, poco después de Córdoba, en el año 1248, se incorporó al reino de Castilla
Los almohades habían construido una pequeña mezquita que desde el año 1401 hasta el año 1528 se reconstruyó para dar lugar a la gran Catedral de Sevilla, de estilo gótico, donde también destaca la Giralda, la gran torre de 104 metros de altura, desde la cual se puede observar toda la ciudad de Sevilla, construida a semejanza de un alminar islámico. En su interior encontramos grandes retablos, capillas y un gran coro de madera rodeado por grandes órganos. En puntos clave de la edificación descansan los restos mortales de Cristóbal Colón y de los reyes Pedro I el Cruel, Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio.
Sevilla fue un punto estratégico para la migración y el comercio con las Indias, por lo que se creó la Casa de Contratación, para organizar y supervisar el comercio y navegación con el nuevo continente, y posteriormente, en el siglo XVIII, el rey Carlos III mandó construir el Archivo General de Indias, donde se conservan más de 43.000 legajos de papeles sobre la administración de los territorios de ultramar.
Además, en Sevilla es de obligada visita la Torre del Oro, construida para vigilar el río Guadalquivir, el Real Alcázar y sus jardines, y la Plaza de España, edificación del siglo XX construida con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 siguiendo el estilo regionalista andaluz con elementos barrocos, como sus dos torres de 74 metros de altura.
Con este breve repaso de la historia de Córdoba y Sevilla y sus monumentos podemos decidirnos por visitar estas ciudades en nuestras próximas vacaciones, sin olvidar Granada, la otra gran ciudad del antiguo Al-Ándalus y que sin duda nos sorprenderá tanto como las ciudades del oeste de Andalucía.