La reciente incursión militar de Israel en Siria ha suscitado una ola de condenas en el mundo árabe, destacando la postura de países como Egipto, Jordania y Qatar, que han calificado esta acción como una violación flagrante del derecho internacional. La intervención israelí se produce en un contexto de inestabilidad en Siria, donde la situación política ha cambiado drásticamente tras la huida del presidente Bashar al-Assad hacia Rusia.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó la operación al afirmar que el acuerdo de 1974 entre Israel y Siria, que establecía una zona desmilitarizada, había colapsado debido a la retirada de las tropas sirias. Esta declaración ha sido interpretada por muchos analistas como un intento de legitimar la expansión territorial de Israel en un momento de debilidad del gobierno sirio.
Las fuerzas de defensa israelíes (IDF) han cruzado la zona de buffer por primera vez en medio siglo, lo que ha llevado a un aumento de las tensiones en la región. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha declarado que la operación busca crear una nueva «zona de seguridad» libre de «armas estratégicas pesadas e infraestructura terrorista». Sin embargo, esta justificación ha sido recibida con escepticismo por parte de los países vecinos, que ven en esta acción una clara intención de ocupar más territorio sirio.
Reacciones Internacionales
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar ha calificado la incursión como «un desarrollo peligroso y un ataque flagrante a la soberanía y unidad de Siria». De manera similar, el ministro de Relaciones Exteriores jordano, Ayman Safadi, y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto han expresado su preocupación, acusando a Israel de aprovechar el vacío de poder en Siria para imponer una nueva realidad en la región.
Desde la ocupación de los Altos del Golán en 1967, Israel ha mantenido una política de expansión territorial que ha sido objeto de críticas a nivel internacional. La unilateral anexión de esta área en 1981 no ha sido reconocida por la comunidad internacional, y las acciones recientes de Israel parecen desafiar aún más los acuerdos establecidos, como el de separación de fuerzas de 1974 que permitía la presencia de fuerzas de paz de la ONU en la zona.
En este contexto, las operaciones aéreas israelíes han alcanzado objetivos en el interior de Siria, incluyendo bases aéreas estratégicas. El ministro Katz ha indicado que estas acciones se llevarán a cabo «en toda Siria» con el objetivo de destruir la infraestructura militar del ejército sirio, lo que plantea serias interrogantes sobre la soberanía del país y el respeto a las normas internacionales.
La situación en Siria continúa siendo un tema complejo y delicado, donde las intervenciones externas y los intereses geopolíticos juegan un papel crucial. La respuesta de la comunidad internacional a las acciones de Israel será determinante en el futuro de la región y en la estabilidad de un país que ha sufrido años de conflicto y desestabilización.