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Popeye y Tintín entran en dominio público en 2025: un tesoro cultural al alcance de todos

In Cultura
diciembre 17, 2024

El 1 de enero de 2025, dos personajes icónicos de la cultura popular entrarán en el dominio público en Estados Unidos: Popeye el Marino y el intrépido reportero Tintín. Este cambio permitirá que sus historias y características sean utilizadas y reinterpretadas sin necesidad de autorización ni compensación a los titulares de derechos de autor, lo que abre un amplio abanico de posibilidades creativas.

Popeye, creado por E.C. Segar, hizo su debut en la tira cómica «Thimble Theater» en 1929. Su famosa frase, «¿Crees que soy un vaquero?», la pronunció cuando le preguntaron si era un marinero, y lo que iba a ser una aparición puntual se convirtió en un fenómeno permanente que llevó a la tira a ser renombrada como «Popeye». Sin embargo, solo la versión original de Popeye estará libre de derechos; elementos como su icónica fuerza sobrehumana, alimentada por espinacas, y las adaptaciones animadas que comenzaron a emitirse en 1933 seguirán sujetas a derechos de autor.

Por su parte, Tintín, el célebre reportero creado por el artista belga Hergé, también verá sus primeras aventuras liberadas de derechos en 2025. Tintín apareció por primera vez en un suplemento del periódico Le Vingtième Siècle y ganó popularidad en Europa a lo largo del siglo XX. Sin embargo, su evolución gráfica y el uso de colores vibrantes en sus historias se realizaron años después, lo que podría dar lugar a disputas legales en torno a los derechos de las versiones más modernas del personaje. A nivel global, Tintín no será de dominio público hasta 70 años después de la muerte de Hergé, que tuvo lugar en 1983.

La entrada de personajes a dominio público es un fenómeno anual. El año pasado, Mickey Mouse también se unió a esta lista, lo que permitió la creación de nuevos cortos animados que capturan sus primeras apariciones. Según Jennifer Jenkins, directora del Centro de Estudios sobre el Dominio Público de Duke, el acceso a obras como «El ruido y la furia» de William Faulkner o «Adiós a las armas» de Ernest Hemingway representa una oportunidad cultural significativa. Este fenómeno también incluye obras cinematográficas como «Blackmail» de Alfred Hitchcock, que se considera su primer largometraje sonoro, y «Dynamite» de Cecil B. DeMille.

Además de obras literarias y cinematográficas, la música también se verá beneficiada, con numerosas composiciones de la era del jazz y los años veinte que entrarán en dominio público. Entre ellas se encuentran «What Is This Thing Called Love?» de Cole Porter, «Ain’t Misbehavin'» de Fats Waller y «Singin’ in the Rain», que se popularizó en el clásico de 1952. Es importante señalar que los registros sonoros tienen sus propias normativas, y algunas grabaciones de 1924 también se volverán de dominio público, como «Nobody Knows the Trouble I’ve Seen», interpretada por la futura estrella y activista por los derechos civiles Marian Anderson.

Este proceso de transición al dominio público es esencial para la cultura, ya que permite la reimaginación y adaptación de obras que han dejado una huella indeleble en la historia del arte y el entretenimiento. La liberación de estas obras ofrece una oportunidad para que nuevas generaciones de creadores exploren e innoven a partir de los clásicos, enriqueciendo así el panorama cultural global.

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