El uruguayo Fede Álvarez está consiguiendo unos resultados extraordinarios en la taquilla USA, que es la que importa. Su remake de Posesión Infernal no llegaba a los 20 millones y recaudó cinco veces más a nivel mundial.
No Respires, su última epopeya de género, no llegó a los diez y suma casi 150 de recaudación. Este pelotazo se debe, supongo, a que tanto el director como su guionista de confianza, Rodo Sayagues, han sabido colar un pedazo de exploited dentro de las multisalas a base de suavizar la casquería, aumentar la tensión y crear una trama que por momentos parece salida de los 70 más sucios y chiflados.
Álvarez sabe cómo mover la cámara y no deja centímetro cuadrado sin filmar. No Respires es serie Z dibujada con los mejores rotuladores del mercado y con un estilo visual y una duración de la vieja escuela, ideal para recuperar las sensaciones perdidas de pesadillas que nunca terminaban. Entiendo que no haya personajes «buenos», pero retroceder tanto el libreto para conseguir impactos te expone a que haya público que termine por desconectar del film.
El clímax también deja dudas, porque puede confundir al espectador respecto a las extraordinarias dotes y capacidades del dueño de la casa. Detalles que están ahí pero que no impiden que estemos ante un soplo de aire fresco dentro del horror comercial, al difícil de ver en tiempos de lights Out.