La belleza ocupa una parte de nuestros pensamientos diarios, tanto en lo que se refiere a nuestra estética personal como a lo que nos gusta observar en los demás. Gastamos mucho tiempo y dinero en estar a la altura de lo que creemos que podemos ser o cómo nos gustaría que nos vieran. Una imposición cultural que nos acompaña desde edades ancestrales y que, en esencia, poco ha cambiado.
Se encuentran claros vestigios de la importancia que las más antiguas culturas depositaron en la apariencia y en cómo se utilizaba esta para realizar las primeras diferenciaciones de clase. Las telas más finas y las piedras preciosas se destinaban a las familias nobles o a aquellos personajes que ocupaban cargos importantes dentro de la sociedad, algo que en poco o nada ha cambiado hasta nuestros tiempos.
En la actualidad, seguimos los cánones que imponen las tendencias y la moda para no sentirnos excluidos y, por lo tanto, para entrar en el juego de la aceptación. Una herramienta que nos sirve para encontrarnos seguros, plenos y satisfechos dentro de la tribu, dentro de la sociedad, siguiendo el orden natural de las cosas dentro de una civilización establecida.
La transformación de nuestro propio cuerpo viene acompañándonos igualmente desde que el hombre tiene memoria. Los tatuajes, las circuncisiones, el alargamiento de cuellos en tribus africanas, de cráneos en oriente medio o más actualmente, la reducción de mamas, ya en clínicas especializadas, dan como realidad significativa esa relación que la raza humana ha tenido siempre con la necesidad de sentirse atractivo o diferente físicamente a los individuos de su entorno.
Baste como ejemplo referencial, el increíble impacto en la sociedad que ha causado la cirugía de aumento de pecho, siendo con diferencia la cirugía estética más demandada, con una media de 65.000 operaciones al año. Algo totalmente comprensible por la calidad y seguridad que proporcionan algunas clínicas, como las que realizan el aumento de pechos en Zaragoza, referencia nacional en este tipo de intervenciones.
Del mismo modo que se interviene sobre los pechos (28,2%)o se realizan liposucciones (17,7%), como cirugías más demandadas, también hay otras con menor repercusión, pero igualmente profesionalizadas y recomendadas, como la blefaroplastia (operación que consiste en reparar un párpado destruido o deformado por una cicatriz, con un 16,5%) o la rinoplastia (operación quirúrgica para restaurar la nariz, con un 14,2%).
Otro de las intervenciones quirúrgicas con una fuerte demanda es la que permite realizar injertos en el cuero cabelludo. El trasplante de pelo es una redistribución sistemática de los folículos pilosos, que consiste en la introducción de pequeños injertos de cuero cabelludo que contienen las llamadas unidades foliculares, trabajo que tiene que realizarse por un cirujano capilar, en un hospital con las instalaciones apropiadas.
Operación destinada tanto a los pacientes que sufren de alopecia, como a aquellos que quieren restaurar o engrosar las cejas, con un implante de cejas. El trasplante de cejas mediante el microinjerto capilar consiste en trasplantar el pelo que previamente se ha extraído, mediante tecnología de vanguardia y técnicas de extracción, del propio paciente.
Las técnicas y la propia tecnología para realizar los cambios oportunos en el cuerpo han avanzado con el tiempo, pero la idea, repetimos, el deseo de pertenecer o de sobresalir dentro del sistema social que se establece, es el mismo.
La apariencia momentánea
La historia nos da la razón cuando aseguramos que pasamos gran parte de nuestro tiempo dedicados a nuestra belleza, cuando afirmamos que dedicamos muchos esfuerzos y recursos a mantenernos a la altura de lo que consideramos estéticamente aceptado. Y como hemos visto en el punto anterior, intentamos cambiar nuestro cuerpo para alcanzar esos cánones temporales que nos hagan ser aceptados.
Cambios que no tiene por qué ser perdurables, como lo son las operaciones o intervenciones quirúrgicas. Lo normal y cotidiano es que intentemos esta aceptación del grupo, o de nosotros mismos, con productos de belleza adecuados a la situación o a nuestros cuerpos, que resalten nuestra belleza natural y seamos admirados en momentos determinados de nuestra vida.
Para lograrlo, recurrimos a productos de belleza, de calidad y confianza, que nos hagan ser más atractivos, como la gama de productos alfaparf, como alfaparf milano. Productos de belleza que puedes encontrar en este enlace que referenciamos: alfabellezza alfaparf milano, con la total seguridad de que la persona que los adquiera conseguirá resaltar toda la belleza, naturalidad y sensualidad que lleva dentro y la convertirán en el centro de las miradas allá por donde vaya.
Y es que en la sociedad moderna, los encuentros sociales, como fiestas y eventos, adquieren una relevancia y una importancia con la que hay que estar a la altura y ser capaces de demostrar nuestras dotes comunicativas y de relaciones interpersonales, ya sea para agradar, para sentir el cariño, el afecto o el respeto de los demás, o simplemente para sobresalir de lo común. Y es por esto que recurrimos a estos cosméticos de calidad que nos hacen alcanzar estos objetivos con mayor facilidad.
El cambio físico, los cosméticos, perfumes o trajes que llevamos, no son más que herramientas para sentirnos cómodos en sociedad. Hay que saber estar en cualquier sitio con educación y elegancia, incluso en Carnaval. Para estas fiestas, hay que saber elegir la tienda de disfraces que sea capaz de proporcionar un disfraz que diga algo de nosotros mismos, que potencie o caricaturice nuestra esencia. Disfraces en la Nube es la página web que, con total seguridad, tiene ese traje con el que triunfar potenciando o ridiculizando, con humor y alegría, tu propia vida.
En cualquier situación o evento, debemos ser nosotros mismos y utilizar los medios estilísticos que la sociedad y el momento cultural nos proporcionan para potenciar nuestro carácter y personalidad. Algo que hemos venido haciendo durante todo nuestro periplo evolutivo sobre este planeta. Desde aquella época en que usábamos la piel del oso o la cornamenta del ciervo, para representar autoridad, o los collares de cuentas marinas y las tinturas de malaquita para estar más atractivos, hasta las cremas y aceites de la industria farmacéutica o cosmética y las operaciones de cirugía estética actuales, nada ha cambiado. Solo las modas cambian.