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Las 6 cualidades de un abogado penalista

In Sociedad
febrero 23, 2018

Enfrentar un delito contra la seguridad vial, en el que hay menores implicados, con la administración; un delito ecológico, económico, informático, patrimonial, sexual o urbanístico; por negligencias médicas, por tráfico de drogas o un caso de violencia doméstica y de género, son situaciones en la que se requiere la ayuda de un abogado penalista, es decir, especializado en derecho penal.

De la mano Soluciones de la Abogacía CYM, de Málaga, así como otros profesionales, descubrimos qué cualidades debe reunir un profesional.

Formación permanente y diversa

Es una característica común a todo profesional, y es parte de su trabajo. El abogado penalista está especializado en una materia concreta del derecho, sí, pero no lo lleva en exclusiva. Abarca otras áreas, aunque sea para estar bien formado e informado.

El buen abogado estudia, lee libros sobre derecho, asiste a juicios, presta atención a las noticias o artículos que le resulten interesantes, acude a cursos y congresos con frecuencia para mantenerse en contacto con sus compañeros, o revisa casos anteriores.

Precios ¿altos?

El del abogado es, por lo ya descrito, un trabajo a tiempo completo que justifica los altos precios que cobran en algunos casos. Como cuenta la web especializada Mundojuridico.info, aunque las minutas se suelen negociar en caso entre abogado y cliente, un juicio verbal por procedimiento abreviado puede partir de 1.750 euros aproximadamente.

Internet es una potente herramienta porque permite, en la actualidad, contactar fácilmente con despachos y conseguir presupuestos aproximados e iniciales para hacer una primera selección, antes incluso de una primera visita. Equipos como el de Soluciones de la Abogacía CYM disponen del clásico formulario para información y presupuesto online, y otras vías para el contacto fácil, rápido y sin compromiso.

Amplia disponibilidad y flexibilidad

El mismo despacho sugiere la asistencia personalizada 24 horas a las personas que han sido acusadas o desean ser parte acusadora en ciertos delitos del Código Penal, como el tráfico de drogas, el robo o la estafa, los delitos económicos o empresariales, el homicidio o asesinato y la conducción temeraria, entre otros.

Lo que debe ofrecer un buen abogado penalista es asesoramiento legal integral, desde una perspectiva multidisciplinar, mediante actividades personalizadas y enfocadas a muy diversos ámbitos.

Distancia frente al caso… y empatía

La parte más ingrata del trabajo de un abogado penalista, al menos de cara a la ciudadanía, es la defensa de personas que parten como acusadas en un juicio y en torno a quien las que pruebas generan pocas dudas. La estrategia que se desarrolle dependerá del despacho y de su equipo, y esta puede contemplar, claro, la no declaración de culpabilidad. En ese contexto, es evidente que ser muy calculador y mantener la frialdad.

Eso no quita, sin embargo, a que el abogado tenga empatía como su cliente. De hecho, que exista una relación fluida entre ambas partes es fundamental para que el caso tenga éxito.

Riesgo

Ganar un caso difícil requiere de mucha destreza, y si es fruto de mucho conocimiento y práctica, es decir de años de experiencia. Permitirán, entre otras cosas, que se pongan en marcha estrategias valientes, indispensables para desarmar a la otra parte, convencer y ganar.

Pero la valentía se extiende también a la responsabilidad social que tiene como profesional del derecho, que persigue la justicia. Debe tomar la iniciativa en prácticas que podrían ser declaradas después como improcedentes jurídicamente, y hacerlo con mucho fundamento y lógica para que, al menos, propicien el debate.

Innovar es también una tarea del abogado, y eso se consigue, entre otras cosas, estudiando.

Capacidad de respuesta y decisión

En un equipo que prepara un caso, deben primar las iniciativas que, a la postre, convertirán las buenas ideas en acciones efectivas. En casa juicio, el abogado se expone a que surjan imprevistos que hacen tambalear su estrategia, de forma que tiene que replanteársela rápidamente para no perder. La ley misma genera bastantes momentos de adversidad, así que hay que fundamentar bien cada postura.

Ya en la fase de preparación del juicio, el abogado debe considerar todas las posibilidades que se pueden abrir, para programar una posible respuesta. Mejor aún, decíamos, si esta sorprende.

Esto convierte al abogado en un profesional altamente competitivo, deseoso de responder ante su clientes y, por extensión, ganar prestigio profesional, que le servirá para seguir acaparando clientes en el futuro.

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Escritor profesional, autor de novela, cuentos y relatos, algunos premiados. Columnista en diversos medios. Creador de contenidos, redactor y copywriter.