La psicología es una disciplina que lleva más de un siglo renovándose. Su propósito no es otro que de servir como apoyo emocional y mental para todas las personas. Más allá de los difíciles trastornos mentales de alto nivel, lo cierto es que muchos individuos padecen enfermedades mentales en diversos momentos de sus vidas y, en consecuencia, todos requieren de la asistencia de personal médico que pueda colaborarles en estos problemas.
Las sociedades son cada vez menos resistivas a la idea de la psicología, pues cada vez se accede con mayor frecuencia a este tipo de medicina. Además, es hoy en día considerado algo no sólo normal, sino necesario, ya que hay mayor acceso y disponibilidad de este tipo de ayuda. En todo el territorio español existe asistencia psicológica, con profesionales altamente cualificados. Si se está en Palma de Mallorca, se puede también conocer e informarse sobre psicólogos en Palma de Mallorca.
Miedo a ir al psicólogo
Uno de los temores más comunes de ir al psicólogo deriva de la manera en la que la psicología está asumida en la sociedad. Antaño recluida a las personas con severos trastornos mentales, muchas personas asumen aún hoy, habiendo más de 300 enfermedades mentales descritas y conocidas, que quienes a ella acuden deben ser “locos”. Incluso si semejante premisa fuese cierta, la discriminación a personas con trastornos severos es una de las principales causas de su difícil inserción en la sociedad. Ir al psicólogo no implica una debilidad; es un comportamiento tan debido y natural como ir a un médico si se tiene una laringitis.
Aproximarse al psicólogo
La exposición de la intimidad que requiere el ponerse en manos de un psicólogo es otro motivo de temor. El profesional de la psicología se compromete, tanto en términos personales como en términos profesionales, a resguardar la seguridad de sus pacientes. Por otra parte, el profesional de la psicología conoce bastante bien las deficiencias de carácter de sus pacientes, de modo que este tipo de cosas no deben ser motivo de temor a la hora de acercarse a él. ¿Es normal tener vergüenza de acudir a un psicólogo? Lo es, pero en una mayoría abrumadora de los casos, quienes así pensaban, reforman totalmente su manera de pensar una vez conocen el perfil del psicólogo.
Las enfermedades mentales
Existen decenas de enfermedades mentales. Una enfermedad mental, bien visto, es como cualquier enfermedad orgánica: debe ser atendida bajo los mismos estándares y por los mismos motivos. Cuando una persona siente malestar psicológico de algún tipo y se encuentra padeciendo una enfermedad, lejos de ser alguien condenado a ella por la eternidad e incapaz de sostener una vida normal, requiere de atención médica especializada.
La medicina y clínica
Gracias al mejoramiento de las técnicas, tanto terapéuticas como en materia de fármacos para contribuir a la salud mental de la persona, hay una inserción de técnicas clínicas dentro de la psicología. Los profesionales de la psicología que han cursado algún tipo de medicina orgánica se llaman psiquiatras o psicólogos clínicos, y pueden relacionar problemas biológicos con mentales. Están más capacitados y tienen la ventaja de poder recetar a pacientes que padecen trastornos más graves, como depresión o ansiedad.
Perfil del psicólogo
El psicólogo o psiquiatra cuenta con la experiencia profesional suficiente para poder atender a casi cualquier paciente. Un buen psicólogo no sólo se involucra en términos profesionales, sino también en términos de sensibilidad, con sus pacientes. Y aunque no es el objetivo del psicólogo hacer amigos, ni esta debe ser la expectativa del paciente, es importante saber que el profesional cuenta con la empatía necesaria para poder confiar en él. Los mejores psicólogos logran establecer un puente de comunicación paciente-profesional.
Cuándo ponerse en manos de un profesional
El número de enfermedades mentales es demasiado grande como para describir en todos los casos cuándo se debe acudir a uno, ya que el momento de hacerlo es subjetivo para cada persona. Es importante ponerse en manos profesionales si un período de tristeza se prolonga por más de 4 semanas, sea por el motivo que sea.
Una tristeza que se prolongue por mucho tiempo puede fácilmente convertirse en depresión, y esta enfermedad mental, demasiado común y demasiado subestimada, puede llegar a ser muy grave. Acudir al psicólogo es la mejor solución.