Tu próximo alojamiento en los increíbles resorts en Marrakech será un sumario de anécdotas que querrás compartir con el mundo: Tonos ocres y rojizos, viento que se cuela desde el Mediterráneo, olores de platillos que llegan de todas partes, telas que cuelgan de tiendas, mercancías brillosas y laberintos que invitan al visitante a perderse en las calles llenas de ruidos y gritos de mercaderes.
El espectáculo colindante de los resorts en Marrakech, se adereza con la existencia del zoco (mercado de la ciudad) donde los comerciantes se agrupan en gremios y las especies de colores desbordan el aire y parecen pequeñas pirámides de colores: Así es Marrakech.
Pero la capital de Marruecos no sólo es eso, también es la ciudad donde en un día claro se pueden observar las montañas del Atlas Alto y es la ciudad donde, a una hora de camino, inicia la arena ardiente del Sahara.
Con todo esto ¿qué es lo que uno no debe dejar de visitar en su estancia en los Resorts en Marrakech, una ciudad con casi diez siglos de historia, arquitectura, leyendas y aromas?
La Plaza de Yamaa el Fna
La Ciudad Roja, como también se le conoce a Marrakech, desde su fundación en el año de 1062 por el emir Youssef Ibn Tachfin, contó con la Plaza de Yamaa el Fna, la cual se encuentra rodeada de palacios, mezquitas y antiguos edificios.
De forma más o menos triangular, está ubicada a la entrada del Marrakech viejo, también llamado Medina. La rodean tiendas, hoteles, edificios de gobierno y decenas de restaurantes y, hasta hace pocas décadas, su suelo era de tierra.
¿Qué podemos encontrar en la Plaza de Yamaa el Fna?
Quien camine por allí podrá observar el movimiento de toda una ciudad, es un lugar de encuentro para turistas de los resorts en Marrakech, forasteros y para los habitantes de la capital. En ella se pueden comprar vegetales, frutas, comer manjares típicos del país y obtener servicios desde curanderos y dentistas, hasta adivinos y predicadores.
También se pueden comprar telas, jugos y dentaduras. El ruido de los mercaderes es parte del paisaje y en ella se pueden observar, mientras se toma una taza de té desde alguna terraza, a los encantadores de serpientes y sus mágicas flautas. Como podrán imaginar mucho de su atractivo y exotismo radica en que es muchas plazas en una sola.
En la Plaza de Yamaa el Fna se pueden hallar también a músicos bereberes, poetas, bailarines gnawis (gentilicio de los habitantes de Kano) y narradores orales quienes son herederos de la tradición de los antiguos bardos, quienes se encargaban de recorrer los ancestrales territorios del norte de África para recolectar historias y comunicarlas de un extremo al otro de desierto.
Tal es la importancia, la magia y el misticismo que han producido los continuos intercambios culturales sucedidos en la Plaza de Yamaaa el Fna a lo largo de casi diez siglos que han hecho que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, inscribiera en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a este espacio en 2008.