Ya sea porque la caldera sufre de averías frecuentes, porque ha perdido mucha eficiencia y realiza un consumo de energía demasiado elevado o por percibir una falta de confort en la vivienda, si tu caldera es antigua y te está dando problemas ha llegado el momento de cambiarla por una nueva.
Tan solo hay que elegir alguna de las mejores calderas de gas del mercado y proceder a su reposición. De esta forma todo estará listo con una nueva caldera mucho más eficiente y confortable diciendo adiós a las averías y fallos de la antigua caldera.
Sustituir una caldera antigua por una nueva es una decisión de gran importancia para cualquier vivienda o comunidad de vecinos, pero lo cierto es que debe ser considerado como una inversión y no como un gasto, puesto que el desembolso realizado se amortiza rápidamente por la ganancia en eficiencia en el consumo.
Qué beneficios supone la instalación de una nueva caldera
Entre los beneficios más interesantes de sustituir la caldera de gas por una nueva destacan por su importancia los siguientes:
Mayor confort térmico
Una caldera de gas nueva logra proporcionar una temperatura acorde a las condiciones energéticas de la vivienda de manera más precisa y eficiente que una caldera antigua. Esto incrementa el confort térmico logrando un mayor bienestar entre las personas que se benefician de su uso. Además se evitan las continuas interrupciones del servicio por las averías de la antigua caldera.
Eficiencia energética
Las nuevas calderas existentes en el mercado son mucho más eficientes en el consumo de combustible. Esto supone un ahorro en la factura que a largo plazo suele ser muy importante para la economía familiar, ahorro que también beneficia sin duda al medio ambiente.
Incremento de la seguridad
Al cambiar la caldera hay que adaptarse a las nuevas normativas en materia de seguridad a través del cumplimiento de una serie de requisitos que logran que la instalación sea mucho más segura con el objetivo de evitar cualquier tipo de incidente. Y es que las instalaciones anticuadas implican un mayor riesgo de sufrir cualquier tipo de percance de mayor o menor gravedad.
Cualquier momento del año es apropiado para sustituir una caldera vieja por otra nueva, incluso en verano. No obstante, la mayoría de personas espera la llegada del frío para llevar a cabo el cambio de caldera ya que en ese momento es cuando más necesidad de uso tenemos y normalmente la caldera deja de funcionar definitivamente.
En verano las empresas instaladoras suelen tener las agendas más disponibles, así que la instalación se realiza en menor tiempo que en cualquier otra estación.
Tampoco debemos olvidar que durante la época estival el uso de agua caliente se ve drásticamente reducido y por tanto no afecta al día a día de la familia. Estos y otros motivos están detrás del incremento del número de usuarios que prefieren instalar sus nuevas calderas de gas durante el verano.