Tras una semana que parecía anunciar una altseason, septiembre se despide con una zancadilla memorable por parte de Bitcoin a la competencia. En apenas unos días, XRP y ETH han cambiado los amagos de rupturas de medias al alza por los rumores bajistas. Y Bitcoin, como siempre, a su aire.
A nadie le extraña que la critpo de Nakamoto vaya por libre, y mucho menos que sea la vara de medir de los movimientos del criptomercado. Hay quien dice que no habrá altseason hasta que el BTC vuelva a marcar los 20k USD. Más allá de las profecías con tintes ciber-bíblicos, lo cierto es que Bitcoin manda.
No importa que Ripple esté metida en todos los saraos financieros. Por mucho que los creadores de XRP se esfuercen en hacer amigos, llega una plataforma de comercio digital basada en BTC y todo se desmadra. Puede que, por eso, las altcoins se hayan arrugado ante el lanzamiento de Bakkt, y que Bitcoin muestre señales de remontada.
¿Romperá Bitcoin la barrera de los 10 000 USD?
La naturaleza del criptomercado es caprichosa. A veces, cuando sube Bitcoin, las principales criptos hacen lo propio, pero es igual de probable que se muevan en sentido contrario. En cuanto a los batacazos del BTC, las probabilidades de derrumbe de todo el sistema son más altas.
Quizá por eso los criptoinversores esperan que Bitcoin salga ya de ese triángulo en el que lleva encerrado semanas. De cara a octubre, la cosa se pone emocionante. La cotización se acerca al vértice del triángulo y, de momento, las probabilidades de un movimiento bajista o alcista están bastante igualadas (aunque, en general, la sensación es que BTC está cayendo).
Desde los 14k USD alcanzados en junio, los máximos han sido claramente bajistas, manteniendo en todo momento un soporte férreo entre los 9000 y 10 000 dólares. Es por eso que, de caer por debajo de la línea tendencial del triángulo, los osos tendrán espacio para dar zarpazos a placer.
Se puede esperar un efecto dominó en el resto de criptos si Bitcoin cae, ya que las expectativas bajistas son astronómicas. Los analistas hablan de una caída hasta los 7500 puntos, con el consecuente impacto que eso tendría en el ánimo de los compradores. En cualquier caso, se espera que Bitcoin suba. Que lo haga ahora o después de hundirse, habrá que verlo.
El objetivo de los 14 000 USD, ¿asumible?
Sin duda, un descalabro de esta magnitud sería más que rentable para los que se pongan en corto. Pero no hay que animarse con los CFDs antes de que el BTC termine de jugar con la geometría y abandone el triángulo simétrico. Más que nada porque Bitcoin es impredecible, y podría dispararse en el último momento, dirigiéndose a su último techo.
No es descabellado poner como objetivo los 14k USD, siempre y cuando rompa con fuerza las EMAs, así como la línea de máximos bajista, por supuesto. En ese caso hipotético, un claro rechazo en el actual margen de los 10 000 USD animaría a los inversores a medio plazo. No solo a los que llevan meses esperando que Bitcoin retome, sino a los que ya no creen en la altseason.
La cuestión es, si el BTC sube, cuándo alcanzará los 14 000 dólares (o los proféticos 20 000 USD). Las previsiones son poco motivadoras, al menos para los traders más ansiosos. Los criptoexpertos más comedidos, hablan del orden de 12 meses antes de que veamos un despegue estratosférico de Bitcoin. Eso nos deja un 2020 lleno de intriga, aunque lo mismo se dijo de 2019.
CFDs para aprovechar la bajada
En este escenario tan incierto, y con la esperanza de que se produzca un rally como el de 2017, muchos operadores están dejando de ofrecer CFDs sobre criptomonedas. La razón no está clara, pero hay dos hipótesis principales que se barajan en los foros. Una es que el BTC va a replicar la subida de hace dos años; la otra, que se va a descalabrar.
En ambos casos, se habla de movimientos considerables, inasumibles para la mayoría de brókeres. Son pocos los que no han anunciado su retirada del criptomercado, como es el caso de easyMarkets. Si Bitcoin termina cayendo, va a ser de las pocas opciones para subirse a la ola de los CFDs sobre criptomonedas y aprovechar un hundimiento que, de producirse, promete ser histórico. Sin embargo, sigue siendo importante recalcar que estos son productos financieros de riesgo muy alto en los que el inversor minorista no debería zambullirse sin antes acumular mucho conocimiento y muchas horas de entrenamiento en los mercados financieros. Esto se debe a que las expectativas de grandes ganancias tienen su contraparte en la posibilidad de acumular perdidas mayores del capital inicial invertido.