No hay, en la actualidad, una profesión mejor valorada por la mayoría de la sociedad como los médicos. Estos profesionales han demostrado su valía e importancia para la ciudadanía en estos meses de incertidumbre por el virus de la Covid-19.
Pero el trabajo de los galenos va mucho más allá: desde el principio de este oficio, cuando se les llamaba barberos y trataban de curar con cuatro técnicas y escasos conocimientos en la edad media, han sido considerados vitales para el progreso de la sociedad.
La importante consideración de la medicina y sus trabajadores lo demuestra la propia cultura pop: son muchísimas las películas de médicos que cuentan historias increíbles y basadas en hechos reales.
En ellas se puede ver como este trabajo parte de la vocación y es considerado casi un acto de entrega de estas personas hacia sus pacientes. Filmes como Patch Adams dan muestra de hasta dónde puede llegar un profesional sanitario por cambiar la vida de sus pacientes y mejorar los protocolos de la salud pública y privada.
El médico: bondad, generosidad y entrega
Aunque hay perfiles de todo tipo (los médicos también son humanos) dedicarse al trabajo de sanar a personas o acompañarlas de la mejor manera al final de sus vidas imprime carácter.
Así, a un gran porcentaje de personas de la comunidad médica se les conoce por representar grandes valores tanto éticos como personales.
Los médicos se caracterizan por ser personas muy entregadas a su trabajo, con una sensibilidad especial a la hora de transmitir malas noticias y una bondad y generosidad total para con sus pacientes.
Esto es algo esencial en su día a día: sin empatía no podrían desarrollar un trabajo que se basa, sobre todo, en el contacto humano.
Así lo demuestran muchos de los libros sobre medicina que se publican cada año. Más allá de ofrecer datos curiosos sobre enfermedades y tratamientos, los médicos utilizan estos relatos para contar parte de su día a día.
De este modo, estos libros se convierten en ‘diarios’ o testimonios en primera persona del modo en que estos profesionales se enfrentan al mundo.
En continua evolución
Otro de los puntos más destacados de la rutina de los médicos es el de la continua evolución de sus conocimientos y prácticas. Mal médico es aquel que vive ajeno a los nuevos avances clínicos y se queda anclado en el pasado por pereza o falta de ganas.
Ser profesional sanitario exige un ejercicio de continua actualización: los métodos de trabajo y las medicaciones evolucionan constantemente y solo estando al día se puede ofrecer a los pacientes el mejor tratamiento en cada momento.
El objetivo final, es evidente, consiste en hacer la vida más fácil a las personas que sufren algún tipo de dolencia. Por ello la profesión médica está tan bien considerada: cuando el profesional se esfuerza, ayuda al paciente a llevar mejor su proceso y recuperarse lo más rápido y eficientemente posible.
Eso hace que la sociedad considere como verdaderos héroes del presente a los médicos, cuya labor se ve plasmada en ese gran catálogo de películas de médicos y libros sobre medicina.