Aplicar estrategias efectivas para ahorrar energía puede redundar en múltiples beneficios para toda empresa. Una auditoría puede facilitar el hecho de conocer el gasto energético de una empresa, industria o entidad pública, de manera que la intención será hacer ajustes para adaptarse a las normativas legales, y ejecutar acciones más eficientes y amigables con el medio ambiente.
El uso eficiente de la energía es una meta que debe procurar cada empresa para ser competitiva. Evaluar el consumo energético dentro del sector industrial, de servicios o la Administración Pública, es una acción necesaria con el fin de hacer los ajustes que hagan falta para adaptarse a las normativas legales.
En España rige el Real Decreto 56/2016, que tiene el propósito de impulsar el ahorro de la energía primaria, en busca de optimizar el consumo energético en los equipos y sistemas de industrias, empresas y organismos. Incumplir este tipo de medidas puede acarrear multas y sanciones de hasta 60 mil euros.
Auditorías empresariales
Las compañías están obligadas a someterse a una revisión del consumo y el rendimiento de energía que llevan a cabo en sus instalaciones. Las auditorías energéticas para empresas deben realizarse cada cuatro años, para cumplir con el Real Decreto 56/2016, y deben estar a cargo de una empresa homologada por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDEA).
El decreto está dirigido a promover las energías renovables en las compañías que cuenten con más de 250 empleados en su nómina, que manejen un volumen de negocio superior a 50 millones de euros y su balance general supere los 43 millones de euros. También está dirigido a grupos de sociedades que cumplan el rango de gran empresa.
Lo ideal es delegar las auditorías en empresas especializadas, siendo una de las más destacadas la agencia Gese, la cual tiene experiencia en la evaluación del rendimiento y ofrece un plan efectivo que permite reducir el consumo de energía con el fin de ser más eficientes. En su haber está la reducción de un 19% en entornos industriales, un 22% en el área de servicios y un 35% en la Administración Pública.
Las auditorías deben cubrir, al menos, el 85% del gasto energético de las instalaciones. Todo se realiza de forma sistemática, con el fin de determinar cómo se distribuye el consumo energético en la empresa, identificar y cuantificar las alternativas de ahorro que pueden aplicarse, para ser más eficientes y ahorradores con las energías renovables.
Lo más práctico es conseguir asesores especialistas que apliquen las nuevas tecnologías, para que ayuden a gestionar y optimizar el uso de la energía. La idea es que encuentren soluciones para aquellos aspectos que impliquen un mayor consumo del necesario.
Emisiones de carbono
Una de las principales acciones que se deben procurar en cualquier empresa es instalar un modelo energético sin emisiones. Para saber el impacto ambiental, es necesario hacer un cálculo de la huella de carbono que genera cualquier acción de la compañía. Empresas como Gese, aplican el inventario siguiendo las normativas ISO 14064, PAS 2050 o GHG Protocol.
La huella de carbono se puede resumir en la totalidad de gases con efecto invernadero que se emiten de manera directa o indirecta, lo cual deriva de la generación de una empresa cuando produce y distribuye un producto, o bien cuando se ofrece un servicio. Este rango se mide en la masa de CO₂ equivalente.
Reducir el impacto de la huella de carbono es una de las misiones de las empresas que asesoran sobre políticas ambientales en el área empresarial e industrial. La idea es detectar los problemas para adaptarlas a la Norma ISO 50001 de gestión de calidad, para atender las demandas de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO).
Además, debe atender al estándar ISO 14001 de sistemas de gestión ambiental. Todo esto busca ayudar a encontrar respuestas ante el cambio climático. Entre las acciones que promueven, está lograr una movilidad sostenible para conseguir un modelo energético sin emisiones. Una medida es emplear vehículos eléctricos en las empresas, tanto en el ámbito interno, como para la distribución de productos.
La intención es hacer realidad la Agenda 2030, la cual se propone que el mundo sea más sostenible dentro de la próxima década.