Dormir bien y lograr un descanso profundo es clave para poder enfrentar diariamente las exigencias de la rutina. El número de horas de sueño recomendadas varía con la edad. En el caso de los adultos, lo ideal es entre 7 y 9 horas, mientras que los niños requieren un poco más.
De no lograr un descanso apropiado, nuestro ánimo durante el día se ve afectado, bajando nuestra capacidad de concentración y estado de alerta. Si la falta de sueño es frecuente, podríamos incluso presentar dolores de cabeza, malos humores y fallos de coordinación motora.
Para lograrlo existen varios factores a considerar, entre ellos la ropa de cama, el colchón y la temperatura de la habitación al dormir. A lo largo de este artículo te daremos algunos consejos para lograr el clima perfecto para un buen descanso. En Kadolis, ropa de cama orgánica encontrarás todo lo demás que necesitas.
La mejor temperatura para un buen descanso
Mantener una vida sana y una dieta balanceada ayuda enormemente a lograr un buen descanso. Lo mismo que ingerir alimentos ligeros en la cena o tomar un té relajante momentos antes de dormir.
Respetar tu horario de sueño también es fundamental, así como elegir un buen colchón, el tipo de almohada y la ropa de cama adecuada para la época del año.
Graduar la intensidad de la luz o lograr una oscuridad absoluta, aislarte del sonido, todo esto es fundamental. Pero nada funcionará si no cuentas con la temperatura correcta, no solo en la habitación, sino en tu propio cuerpo.
Por supuesto, cada organismo es diferente y tiene una sensibilidad distinta a la temperatura, pero en líneas generales, una habitación que esté entre los 18 y los 22 grados es ideal. Lo demás lo solucionamos con algunas mantas, edredones o sábanas.
Una habitación fresca en verano
Durante el verano, nuestro cuerpo se mantiene a una temperatura más elevada debido al calor propio de esta estación. Es por ello que al momento de conciliar el sueño, además de lidiar con el clima, debemos tratar de aclimatarnos nosotros mismos.
Para comenzar con el ambiente, ventila el espacio abriendo las ventanas en las horas más frescas del día. Estas suelen ser durante las primeras de la mañana, cuando el sol es más suave. El resto del día, cierra las persianas para evitar que los rayos calienten la habitación.
El aire acondicionado es un gran aliado, pero no conviene mantenerlo encendido durante toda la noche. Es preferible programarlo para enfriar la habitación por períodos y, que al llegar la hora de ir a dormir, la temperatura sea la idónea.
Finalmente, elige una ropa de cama fresca. El algodón orgánico es una de las mejores elecciones para las noches de verano, ya que este tipo de tejido es fresco y permite que el aire circule con facilidad, evitando el exceso de sudor.
Una habitación cálida en invierno
En esta época del año el frío se apodera de la habitación y si nos descuidamos nos llegará hasta los huesos. Ahora cambiaremos las horas para ventilar la casa, eligiendo aquellas con mayor sol. Es importante hacerlo para que la humedad salga y renovemos el aire.
Encender la calefacción unas horas antes de ir a dormir para aclimatar la habitación es una excelente idea y al igual que el aire acondicionado, apágala al momento de ir a la cama. De lo contrario crearás un ambiente demasiado caluroso.
Toma una sopa ligera o una taza de té caliente antes de ir a dormir y date una ducha tibia. Puedes utilizar medias y un pijama calientito. Lo demás lo harán los nórdicos, que por supuesto, deben elegir el adecuado de acuerdo con los gustos y la sensibilidad de cada persona.
Para algunos, los nórdicos y las mantas de algodón orgánico son la elección perfecta, ya que te mantienen cálido, pero permiten la transpiración, por lo que no generan exceso de calor, una vez que has logrado la temperatura ideal en la habitación.