Con más de 2.400 millones de seguidores alrededor del mundo, el cristianismo es aún hoy una de las religiones más importantes para el ser humano. Tal es su influencia, que tanto el arte como el ocio actuales beben todavía de muchas de sus escenografías. Y es que el acceso a la Biblia se ha democratizado hasta el punto de bastar con una app para leerla. Un viaje imprescindible para entender nuestro origen y futuro.
La eternidad bíblica: de la antigüedad a Google Play
Adaptándose a los nuevos tiempos, y con discursos ya más tolerantes y relajados, la religión busca ahora sus seguidores en el espacio digital. El cambio no es nuevo, ya que todas ellas se han incorporado poco a poco a los canales de comunicación de cada época. Y, hoy, extienden su palabra sea a través de podcasts y canales de video en YouTube como en foros de Internet abiertos e incluso en aplicaciones móviles.
Este último punto, de especial interés para, en el caso de la religión cristiana, acrecer la accesibilidad y la ubicuidad de la Biblia explicada en Google Play. Es decir, a través de una app con los pasajes bíblicos y del evangelio comentados para que toda cuestión sobre Dios, Jesús y las santas escrituras sean abordadas y revisadas desde la comodidad de nuestros dispositivos móviles. Pero ¿cómo ha sucedido esto?
¿Por qué adaptar la religión a los nuevos hábitos de consumo?
Como resorte de la fe de millones de personas, la religión configura la filosofía y la identidad de muchos individuos alrededor del mundo. Sin ella, algunos se llegan a sentir perdidos en su existencia y, en múltiples casos, encontrarla supone un verdadero cambio en la comprensión de la vida misma. Por ello, religiones como el cristianismo tienen la misión de atraer a su manto de espiritualidad la sociedad que hoy lo rechaza.
Desde tiempos remotos, la religión se ha sostenido sobre aquellos mitos tras cuya esencia mágica se halla una verdad tangible e interpretable. Una fantasía alegórica que, bajo el propósito de desentrañar la función, el origen y el futuro del ser humano en el mundo, reconforta ante el inmenso monstruo del desconocimiento. Un faro guía para quien se extravía en el más oscuro y movedizo de los océanos del individuo.
Sin embargo, en la era de lo analítico, desde la duda de Descartes y hasta los hallazgos de la ciencia moderna, Dios y la religión han quedado forzosamente relegados a un cajón de mitologías desfasadas. Y, no obstante, siguen atrayendo la atención y la curiosidad de grandes figuras de la cultura popular. Desde el arte y el cine hasta Rosalía y C. Tangana, llegando a democratizarse insospechadamente y como nunca antes.
El acceso a la información y su consecuente inmortalidad
Mientras un único individuo defienda una sola idea, ésta nunca perecerá. En el caso de la religión, 2.400 millones de cristianos vertebran una de las mayores comunidades religiosas del planeta. Aunque, en el caso de Occidente y a pesar del gran número de agnósticos y ateos, la realidad es que muchos no practicantes e incluso no creyentes se empapan del cristianismo a diario sin tan siquiera ser conscientes de ello.
En la sociedad occidental, pese a la globalización, el cristianismo está escrito en el mismo código genético de su cultura e idiosincrasia. Y es que la religión existe en el más mínimo rastro social. En una referencia lingüística o en un refrán, en la conducta ante los extraños, en las letras de una canción cualquiera de Spotify. Por ello, revisar la fe nativa es revisar la historia humana en muchos de sus capítulos y etapas.
La Biblia explicada: ¿por qué es una app imprescindible?
Para muchos, leer la Biblia suena ya a tradición antigua, a una obligación en algunos casos reservada para estudiantes de escuelas concertadas o privadas. Sin embargo, podemos aprender mucho de la Biblia. Cómo nuestros ancestros explicaban el todo a través de la imaginación y el legado divino. Cómo el cristianismo ha calado en la cultura erigiéndose como una de las campañas de marketing más efectivas logradas.
En este caso, y mediante estas aplicaciones, permitiéndonos ir un poco más allá de la mera lectura de la Biblia y pudiendo interpretarla y profundizar en sus páginas. Un viaje necesario para entender sus entresijos y múltiples significados, su importancia en la vida de miles de millones de individuos. E incluso descubrir la herencia religiosa de la que sigue bebiendo la modernidad en muchas de sus tradiciones y actividades.
En definitiva, leer la Biblia, pero también el resto de libros sagrados que han brindado al mundo las religiones como un tesoro, asomarse a la ventana del entendimiento del ser humano desde múltiples perspectivas. Un modo de conocer y conocernos mejor. Pero, sobre todo, un espacio que, al fin y al cabo, pretende conducirnos a una reflexión catártica que tome o no la religión misma como destino o punto de partida.