El concurso de acreedores es un proceso judicial en el que se nombra a un administrador concursal, quien será el encargado de gestionar todo lo relacionado con la empresa. Sin lugar a dudas, se trata de un procedimiento sumamente delicado, que requiere la asesoría y el servicio de un abogado o grupo de abogados especialistas en el área, para garantizar el respeto de los derechos de sus representados, aunque las reglas del juego pueden cambiar rápidamente.
Es por ello que contar con un equipo profesional de abogados concurso de acreedores, especialistas y ampliamente cualificados, es un factor determinante para gestionar con éxito este tipo de procedimientos tan complejos.
Problemas concursales más comunes
Como comentamos anteriormente, los concursos de acreedores son procedimientos judiciales en los que se asigna a un administrador concursal para administrar la correspondiente empresa en concurso. Si bien, en la teoría es un proceso relativamente sencillo, en la práctica pueden surgir numerosos problemas o inconvenientes, que pueden requerir la intervención y experiencia de un abogado especializado en el tema.
En este sentido, es importante destacar que este concurso no es un conflicto ‘per se’, pero sí es un hecho que es un escenario en el que pueden surgir una gran cantidad de conflictos de diferentes naturalezas, como es el caso del sector financiero, inmobiliario, laboral, fiscal, entre socios, de distribución, entre muchos otros.
A continuación compartimos cuáles son los problemas concursales más comunes que pueden requerir la asistencia de un abogado experto en el área.
Clasificación o reconocimiento del crédito
Uno de los problemas más comunes que suele surgir es cuando un crédito no es reconocido por parte del administrador, o bien, no ha sido discutido el importe. Otro problema común es cuando el crédito no se clasifica de forma adecuada, lo que sin duda alguna, genera una situación de conflicto que debe ser abordada y debidamente registrada como un incidente concursal.
Responsabilidad de cada administrador
Otro de los conflictos más comunes que surgen en este tipo de procedimientos es el referente a la responsabilidad de los administradores. En este sentido, es importante destacar que cada administrador tiene una responsabilidad específica. De allí la importancia de preparar de forma adecuada la documentación del concurso, siempre con el objetivo de evitar el riesgo de iniciar una sección de clasificación, o bien, que esta resulte culpable.
Operaciones antes del concurso
También, es considerablemente común que se produzcan problemas con operaciones anteriores al concurso, como es el caso de que uno de los solicitantes del concurso oculte información esencial en lo que respecta a operaciones anteriores, que pueden afectar de forma directa o indirecta a los acreedores. Un buen ejemplo de ello son las devoluciones a las aportaciones de los socios, así como también los pagos apresurados de los créditos, o bien, la venta de inmuebles u otros activos durante el proceso del concurso.
Contraer nuevas deudas
Durante un proceso de concurso se deben gestionar de forma adecuada las deudas hasta la fecha de la declaración. En este sentido, es de vital importancia determinar, desde el primer día de la declaración, si será posible cancelar o no las deudas acumuladas, o al menos reducirlas. De igual forma, también se debe especificar si se van a eliminar o reducir algunos costes fijos, como es el caso de los salarios, impuestos y alquileres, entre muchos otros. De allí que se trate de un tema particularmente delicado, que puede agravar de forma considerable la responsabilidad de los administradores.
Es, justamente por lo anterior, que resulta de vital importancia contar con abogados especialistas en este tipo de área específica, porque son muchos los aspectos que se deben considerar, y muchas las situaciones de conflicto que pueden aparecer a lo largo de todo el proceso, así como una vez implementado. Ante cualquier tipo de problema concursal, la asesoría jurídica especializada puede marcar una gran diferencia a lo largo del proceso, especialmente, en lo que respecta a la reducción y mejor gestión de los conflictos.