La salud mental en España ha cobrado una relevancia significativa en los últimos años, con más de 12 millones de españoles —un 26,2 por ciento de la población— acudiendo actualmente a un especialista en salud mental, según el informe de Mutua Madrileña de este año. Esta cifra es notablemente superior al 5,4 por ciento de la población que asistía a consultas hace cinco años (ESNE 2017). Asimismo, la demanda de psicólogos ha experimentado un crecimiento del 37,2 por ciento, mientras que el consumo de ansiolíticos ha aumentado un 18,9 por ciento, lo que implica un incremento aproximado del 13 por ciento en los últimos cinco años, según datos del Ministerio de Salud. Este aumento en la búsqueda de apoyo psicológico refleja un cambio en la percepción social sobre la salud mental, considerándola una parte esencial del bienestar general.
Las afecciones por las cuales buscan ayuda profesional son diversas, pero algunas de las más comunes incluyen la ansiedad, la depresión y los trastornos de la conducta alimentaria. La ansiedad, en particular, se ha convertido en un problema prevalente, manifestándose en síntomas como el nerviosismo, la inquietud, la fatiga, la dificultad para concentrarse y las alteraciones del sueño. Según datos recientes, un alto porcentaje de la población experimenta episodios de ansiedad, que pueden ser desencadenados por el estrés laboral, problemas personales o situaciones sociales. En este contexto, es fundamental que las personas acudan a un psicólogo y psicoterapeuta para aprender a gestionar sus emociones y encontrar estrategias efectivas para afrontar sus preocupaciones.
Por otro lado, la depresión es otra de las razones más frecuentes por las que los españoles buscan atención profesional. Este trastorno se caracteriza por sentimientos persistentes de tristeza, pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras y un impacto negativo en la vida diaria. La depresión no solo afecta el estado emocional de una persona, sino que también puede tener consecuencias físicas y sociales. Es crucial reconocer que buscar ayuda profesional es un paso valiente y necesario para la recuperación, y que los tratamientos psicológicos pueden ser muy efectivos en el manejo de este trastorno.
Además de la ansiedad y la depresión, los trastornos de la conducta alimentaria también han visto un aumento en la búsqueda de tratamiento. Afecciones como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón suelen estar relacionadas con una imagen corporal distorsionada y pueden tener graves consecuencias para la salud física y mental. La intervención temprana y el apoyo de un profesional son vitales para abordar estos problemas y ayudar a las personas a desarrollar una relación más saludable con la comida y su cuerpo.
El estrés y la gestión de la vida laboral también son factores que contribuyen al aumento en la demanda de atención. Muchas personas enfrentan desafíos en sus entornos laborales, como la presión por cumplir plazos, el exceso de trabajo y la falta de apoyo emocional. Estas situaciones pueden provocar un deterioro en la salud mental, haciendo que las personas busquen ayuda profesional para aprender a manejar el estrés y mejorar su calidad de vida.
Es importante destacar que, aunque hay un aumento significativo en la búsqueda de atención psicológica, aún persisten estigmas y malentendidos en torno a la salud mental. La sociedad ha avanzado en la comprensión de la importancia de cuidar la salud mental, pero todavía hay trabajo por hacer para eliminar las barreras que impiden que las personas busquen la ayuda que necesitan. La educación y la sensibilización sobre la salud mental son claves para fomentar una cultura de apoyo y empatía.
“El acompañamiento profesional en procesos de cambio puede favorecer que podamos ampliar la mirada ante dichos cambios, encontrando así las opciones de afrontamiento que mejor se ajusten a cada persona”, comenta Sara Fuentefría, Psicóloga y Coach.
En un mundo que cada vez exige más a nivel personal y profesional, cuidar de la salud mental es fundamental para el bienestar integral. Buscar ayuda de un psicólogo no solo es un signo de fortaleza, sino una herramienta para construir una vida más plena y satisfactoria. Reconocer y tratar las afecciones mentales es un paso hacia la sanación y el empoderamiento, permitiendo a las personas enfrentar los desafíos con resiliencia y esperanza.