Avenida Marceau 11, en el corazón de París, se ha convertido en el epicentro de un intenso debate político en España. Este inmueble, que fue la sede del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en el exilio y que fue incautado por los nazis, ha sido objeto de reclamaciones históricas por parte de los nacionalistas vascos, aunque hasta la fecha estos esfuerzos habían tenido escaso éxito. Sin embargo, hace poco más de un mes, el Consejo de Ministros español reconoció la titularidad del edificio al PNV, y esta cesión se incluyó entre las 80 medidas de un decreto ómnibus. Esta decisión ha suscitado controversia, especialmente tras las críticas del Partido Popular (PP), que ha calificado al PNV de ser un «partido aprovechategui». Las tensiones entre ambos partidos se intensificaron cuando el portavoz del PP, Miguel Tellado, y el líder del PNV, Aitor Esteban, intercambiaron acusaciones en el Congreso, lo que llevó a un ambiente de confrontación política.
Reacciones y cambios en la postura del PP
Sin embargo, apenas una semana después de ese enfrentamiento, el PP anunció un giro en su estrategia y decidió votar a favor de un nuevo real decreto ómnibus, que ha sido acordado entre el PSOE y Junts. Este nuevo paquete legislativo incluye la cesión del edificio parisino, lo que ha puesto de manifiesto la contradicción en la postura del PP. Desde la formación popular justifican su cambio de voto afirmando que la cesión ya se había concretado desde su aprobación en el Consejo de Ministros, aunque continúan anunciando acciones legales en relación a este asunto. Por su parte, Vox, que ha declarado su oposición al decreto, ha amenazado con llevar la cesión a los tribunales, acusando al Gobierno de malversación y prevaricación, así como al PNV de financiación ilegal.
El Ejecutivo no ha tardado en responder a las críticas del PP, señalando que su cambio de postura es «intolerable» y calificando como «ridículo» el hecho de que ahora apoyen la cesión del edificio. El ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, ha sido uno de los voceros más contundentes en este sentido, enfatizando la falta de coherencia del PP en su discurso político. Este episodio no solo resalta las tensiones entre los partidos tradicionales en España, sino que también pone en relieve la complejidad de las relaciones políticas en un contexto donde la memoria histórica y los derechos patrimoniales juegan un papel crucial.
