El ajo es uno de los alimentos más extraordinarios que existen; sólo sus virtudes y usos ocupan un libro entero. Esta vez os ofrecemos un brevísimo resumen, recordando que se ha utilizado desde épocas bíblicas, y lo menciona la antigua literatura egipcia, hebrea, griega, babilónica y romana. Se supone que los constructores de las pirámides comían ajos todos los días para aumentar su resistencia y fortaleza física.
Beneficios del ajo
El ajo reduce la presión arterial gracias a la acción de uno de sus componentes, el methyl allyl trisulfide, que dilata las redes de los vasos sanguíneos. Además licua la sangre porque inhibe la agregación plaquetaria, con lo que disminuye el riego de que se formen coágulos sanguíneos y ayuda a prevenir ataques cardiacos.
[bctt tweet=»El ajo reduce la presión arterial, el colesterol y es un antibiótico natural » username=»PaleoCultura»]
Además, reduce el nivel de colesterol sérico, favorece la digestión y es útil para muchas enfermedades, entre ellas diabetes, cardiovasculares y varios tipos de cáncer. En resumen, es un potente estimulante del sistema inmunológico y un antibiótico natural que nos ayudar a prevenir infecciones o a superarlas con más rapidez: combate con enorme eficacia y de forma natural toda clase de parásitos y bacterias nocivas. Sea fresco o en aceite, es conveniente consumir ajo todos los días, o bien a menudo.
Contenido
El ajo contiene alicina, un derivado de los aminoácidos. Cuando se consume ajo, se libera la enzima allinasa, que convierte el alliinn en allicin. La alicina tiene un efecto antibiótico y su efecto antibacteriano equivale al 1% del de la penicilina. Por sus propiedades antibióticas, el ajo se utilizó durante la Primera Guerra Mundial para tratar heridas e infecciones, y para prevenir la gangrena.
También es eficaz para combatir las infecciones como el pie de atleta, la candidiasis sistémica y la vaginitis, y se sabe que también destruye algunos virus, como los que se asocian con herpes labial, una clase de resfriado común, viruela y un tipo de gripe.
El ajo es un poderoso antioxidante, que ayuda a combatir a los radicales libres, con lo cual nos ayuda a mantener la juventud de los tejidos del organismo previniendo su oxidación.
El aceite de ajo
Es beneficioso para el corazón y el colon, y es eficaz para tratar la artritis, la candidiasis y los problemas circulatorios. Para hacer aceite de ajo, agregue dientes de ajo enteros y pelados a un cuarto de aceite de oliva.
Experimente hasta que descubra cuantos dientes de ajo le proporcionan el sabor que a usted le agrada. Lávese muy bien las manos y lave los dientes de ajo después de pelarlos y antes de introducirlos en el aceite.
Su uso
La forma ideal de comer ajo es crudo para que no se pierdan los principios activos, sin embargo, también podemos usarlos en maceración: Para la tos, resfriados y gripe; para eliminar parásitos intestinales. Poner a macerar de 2 a 4 horas, los dientes de una cabeza de ajo, pasados por el prensa ajos, en medio vaso de miel de abeja. Contra la tos, resfriados y gripe tomar una cucharada sopera cada 2 horas; para eliminar los parásitos intestinales, tomar dos cucharadas soperas poco antes del desayuno.
Fricción: Para tratar la hipertensión o la impotencia es adecuado hacer una maceración durante 2 horas de 3 dientes de ajo pasados por la prensa junto a 4 cucharadas de aceite de oliva y hacer fricciones con ella sobre la columna vertebral.
Pomada: Para tratar granos, verrugas, infecciones de la piel por hongos (micosis), poner en la parte afectada una mezcla recién hecha de ajos crudos pasados por el prensa ajos y zumo de limón (en proporción de una cuchara de zumo por cada dos dientes de ajo). En verrugas o granos, poner la mezcla solamente sobre los puntos a tratar, teniendo cuidado de no tocar la piel sana porque si no podría irritarse.