La mayoría de los pediatras concluye que el mejor alimento que puede percibir un bebé durante los primeros 6 meses de vida -incluso un año o más- es la leche materna. Pero en ocasiones, eso no es posible por muchas razones y es ahí donde entran en juego las fórmulas para bebés.
La leche materna es un alimento inteligente, puesto que siempre se adapta para transmitir al bebé, mediante el amamantamiento, todos los nutrientes y vitaminas que el pequeño realmente necesita en cada momento determinado.
A pesar de que lo anterior sea cierto, muchas madres no tienen la misma facilidad para amamantar, y muchos bebés no pueden digerir o alimentarse adecuadamente con la leche materna. Dependiendo de la situación y de una evaluación realizada por un especialista, habrá un determinado tipo de leche de fórmula más recomendable que otras.
Fórmulas especiales para bebés intolerantes a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es un padecimiento que se ha vuelto común en la actualidad. No es que anteriormente no existiera, sino que anteriormente sólo era confundida, al menos en el caso específico de los bebés, con cólicos y otros malestares relacionados con alergias.
Pero sí, los bebés pueden padecer intolerancia a la lactosa, lo que comúnmente les puede ocasionar gases de forma desproporcionada -considerando lo que comen-, y es ahí donde las fórmulas de leche para bebes intolerantes a la lactosa son indispensables.
Estas fórmulas están pensadas no sólo para los bebés que tienen intolerancia a la lactosa, sino para aquellos que tienen alergia a la leche de vaca y a la leche materna -algo bastante poco común, pero que puede darse-, y sustituyen la lactosa por otras bases no lácteas, como la leche de soja o de almendras, que proporcionalmente realizan el mismo aporte nutricional al bebé, pero sin el malestar asociado al consumo normal de leche.
Fórmulas extensamente hidrolizadas
Estas leches de fórmula suelen ser conocidas -e incluso recomendadas por los especialistas- bajo el nombre de fórmulas predigeridas, porque en esencia es lo que se logra mediante el proceso de hidrolizar.
¿Qué se busca? Lograr que la leche sea más fácil de digerir por el bebé y así pueda obtener todos los nutrientes que necesita. ¿Por qué? Porque hay muchos bebés que por cualquier razón -a veces incluso, mala alimentación de la madre durante las últimas etapas del embarazo- no pueden digerir alimentos tan pesados como la leche materna -y su contenido graso- o las fórmulas tradicionales.
Son fórmulas mucho más costosas que todas las demás, por lo que son las menos comunes en tiendas o farmacias, porque se ocupan de un problema bastante específico.
Fórmulas tradicionales con base en leche de vaca
La idea detrás de las fórmulas de leche para bebés es que las madres que por cualquier razón puedan tener problemas para dar el pecho, puedan alimentar a sus bebés. Por esa razón, el mercado de leches con fórmula está, hasta en un 82%, compuesto por fórmulas tradicionales con base en leche de vaca, por ser la más barata de producir y por ser la que más se asemeja a la leche materna.
Estos productos son muy importantes para los bebés, que al nacer o en los primeros meses, muestran signos de deficiencia de hierro (anemia), hipoglicemia, o muy poca energía, todo ello unido a la imposibilidad de la madre de brindar todos los nutrientes y vitaminas que necesita el bebé en las primeras etapas.
Las fórmulas deben ser siempre recomendadas por un especialista. La leche materna, como se ha indicado antes, es un alimento que evoluciona constantemente de acuerdo a las necesidades del bebé, por lo que una madre sana y bien alimentada tendrá la capacidad de proporcionar todo lo que su hijo necesite en los primeros meses de vida. De hecho, la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que el bebé se alimente plenamente con leche materna durante el primer semestre de vida y luego se complemente la leche materna con la alimentación, al menos hasta cumplir el primer año. Las fórmulas deben ser siempre una alternativa, aunque sus beneficios están más que demostrados.