El pasado 31 de mayo pudimos ver como diferentes medios cambiaban la noticia y el titular “Zara deberá pagar 1,5 millones de dólares en Brasil por un caso de trabajo esclavo” por “Zara aportará 1,5 millones de dólares para combatir la esclavitud y la explotación infantil en Brasil”. La libertad de prensa en el capitalismo -dicen-.
Quizás esto explica también que estos medios hayan puesto la diana sobre la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Aragón, que ha mostrado su rechazo a la donación de 10 millones de la Fundación Amancio Ortega para aparatos de última tecnología contra el cáncer en dicha comunidad y de 320 para la Sanidad Pública del Estado. Con la misma rapidez que días antes mostraron para cambiar y ocultar que el “filántropo” es en realidad un esclavista, empezaron a afirmar que el rechazo a la donación es el rechazo a la lucha contra el cáncer. ¿Les suena de algo un tal Joseph Goebbels?
Como bien señaló hace escasos días la Asociación por la defensa de la Sanidad Pública de Canarias, no debemos aceptar ni agradecer estas donaciones ya que tratándose de una de las mayores fortunas del mundo tendría que “demostrar no su filantropía sino su obligación de contribuir al erario público de forma proporcional a sus beneficios y en la misma proporción que el resto de los contribuyentes”. Y es que seguramente ninguno de estos medios de comunicación le habrá informado que Inditex utilizó la “ingeniería fiscal” para esquivar el pago de 585,72 millones de euros entre 2011 y 2014, de los cuales 218 hubiesen ido a parar a las arcas españolas. Tampoco les dirán que la ingeniería fiscal de las grandes empresas supone según Gestha, un agujero de más de 6.700 millones al año para las arcas públicas. Pero parece ser que a los medios preocupados por el rechazo a la donación no les preocupa lo más mínimo el fraude fiscal de las grandes empresas y multinacionales, que supone casi ¾ del total. Puede que esto se deba a que estos son los propietarios de los mismos medios. Casualidades de la vida.
Los mass media y su séquito de tertulianos y analistas, empeñados en defender la donación de Amancio Ortega, tampoco se alarman por los recortes a la Sanidad Pública para alimentar a las sanguijuelas del sector privado que están lucrándose con un derecho básico gracias a conciertos y privatizaciones. No me gustaría ser malpensado pero me vienen a la cabeza los anuncios de seguros y empresas privadas en los medios. El caso es que la Sanidad Pública está siendo desmantelada por el capital y sus gobiernos aunque lo disfracen de “colaboración público-privada”. Eso sí, la culpabilidad del empeoramiento de la Sanidad recae única y exclusivamente sobre la política en general, y no solamente sobre los partidos que participan en este expolio. Un tufo antipolítico que contribuye a que la clase obrera vaya asumiendo dogmas del capital como el que escuché ayer en el bar: “normal que Amancio Ortega no pague impuestos. Si yo pudiese tampoco lo haría. Total, para que se lo lleven los políticos… Si es que cada uno debería destinar su dinero donde le de la gana”. Ideología neoliberal en vena.
Debemos ser conscientes de que gracias a los medios de comunicación, Amancio Ortega es un héroe para muchos trabajadores y trabajadoras. Obreros/as que ante la difícil situación, deciden emprender con él como modelo, aunque el 80 % de nuevas empresas fracase en los primeros 5 años. Cifras que se traducen en miles de familias arruinadas y convertidas después en la mano de obra en peores condiciones y cada vez con menos derechos laborales. Cosas de este sistema de pocos winners y millones de losers. Perdedores – la clase obrera en este caso- desmovilizados y desorganizados que vemos como empeoran nuestras condiciones de vida y se evaporan nuestros derechos básicos mientras acabamos mendigando la caridad del patrón. Estamos de vuelta al s.XIX.
Con todo esto, lo que ha quedado bien claro es que las deslocalizaciones, el fraude fiscal o la utilización de mano de obra infantil pasa desapercibida con una simple donación anunciada a bombo y platillo en los mass media, y aprovechada para linchar a todo aquel que ose cuestionar este sistema esclavista, especialmente si se organiza contra él. Así que imagínense si este modelo de donaciones cunde entre los grandes capitales: hagan lo que hagan, pueden limpiar su imagen pagando la parte correspondiente a sus perros falderos, los mass media.
Resulta insultante ver cómo nos dicen que movilizarse, organizarse y luchar por una Sanidad Pública no sirve de nada mientras nos venden un modelo sanitario del s.XIX (al cual nos dirigimos a marchas forzadas). Si dejamos de luchar y permitimos este tipo de donaciones estaremos dejando nuestra salud a merced de los deseos y condiciones del gran capital, retrocediendo así ante un enemigo capaz de chantajear emocionalmente con algo tan serio como el cáncer.