El día a día de una empresa es complicado, de manera que no es raro que necesiten Abogados y asesores fiscales en más de una ocasión con el fin de resolver algún problema, consultar dudas, etc.
Dependiendo del tipo de empresa y de su tamaño, es posible tener a estos profesionales en plantilla o contratar un servicio externo como el de LABE Abogados cuando sea preciso, evitando así los costes fijos.
Contar con un abogado es fundamental
Las consultas con los abogados son casi diarias si la compañía es mediana o grande, pues se dan situaciones en las que se necesita su consejo, como por ejemplo ante la firma de una nueva colaboración, ya que este profesional ve si hay cláusulas que no se ajustan a derecho.
Del mismo modo, interviene cuando hay un problema con un empleado al que hay que despedir, al verificar que el contrato de formación para el nuevo trabajador es legal, etc.
A su vez, su ayuda es muy valiosa cuando hay que reclamar pagos a clientes, entregas defectuosas a los proveedores, o hay que lidiar con la administración y alguna de sus leyes.
Los asesores fiscales consiguen ahorrar mucho dinero
Si las leyes son complicadas, qué decir de la fiscalidad, la cual sufre cambios constantes y es imposible de abarcar si no es por un especialista que la trabaja todos los días.
Estos profesionales valen su peso en oro y hay que tomar lo que gastemos en ellos como una inversión, que vamos a recuperar con creces.
Sirven de guía a la hora de tomar decisiones financieras, pues dependiendo de cuándo se haga el gasto, la cuantía, a qué partidas vaya, etc., se abonan unos impuestos u otros, siendo su trabajo hacer que se pague lo menos posible, siempre dentro de los cauces legales.
Un auditor aporta tranquilidad al analizar las cuentas
Se piensa en la Auditoria para grandes empresas como algo imprescindible, lo que es cierto, pero las medianas y las pequeñas siempre se pueden beneficiar de sus servicios, los cuales podemos contratar en Legalnet.
Aquí nos ofrecen algunos como la auditoría de cuentas, con la que es posible verificar que los datos contables son exactos, lo que da confianza a los socios y es fundamental a la hora de vender la compañía, buscar accionistas, encontrar más inversiones, etc.
Así, se puede ver si se están cumpliendo las normas, cómo se gestiona el dinero e incluso se identifican oportunidades de mejora, pues se puede hacer una gestión financiera más adecuada en la mayoría de los casos.
Siempre es beneficioso que esto lo haga personal ajeno a la compañía, lo que se conoce como un auditor independiente, pues no tienen ninguna implicación y harán un trabajo más objetivo.
Las empresas se enfrentan con bastantes dificultades, muchas de ellas provocadas por la misma Administración y sus leyes, las cuales no son fáciles de cumplir porque hay miles, literalmente. Por eso, la ayuda de los asesores fiscales, los auditores y los abogados es tan importante.
