Empezaré por desmontar tinglados y lenguajes falsos que ensucian todo
el panorama político, que difuminan hasta liquidarla a la izquierda,
prostituyen la democracia y anulan el más elemental buen sentido común
de muchos centenares de miles de personas que se convierten en
acólitos del último sacerdote facistoide del nacionalismo.
Dice Carles Puigdemont, el ex president fugado como conejo en un gran
acto de valentía:
«La simbología soviética y nazi representa regímenes responsables de
la muerte de millones de víctimas en manos de los verdugos comunistas
y fascistas». (Bien traducido por mí del catalán).
Dice Thomas Mann, escritor de origen burgués, humanista liberal y
premio Nobel en1929:
«Colocar en el mismo plano moral al comunismo ruso y al nazifascismo,
en la medida en que ambos serían autoritarios, en el mejor de los
casos es una superficialidad; en el peor es fascismo. Quien insiste en
esta equiparación puede considerarse un demócrata pero en verdad y en
el fondo de su corazón es en realidad ya un fascista, y desde luego
sólo combatirá al fascismo de una manera aparente e hipócrita,
mientras deja todo su odio para el comunismo.»
Por lo dicho en las líneas precedentes no nos extrañe, pues, que
Catalunya se tiña de amarillo, amarillo, amarillo, un color igual al
de las estrellas de David que el nazismo hizo colgar de la pechera de
todos los judíos para que quedara claro que eran los apestados.
En este sentido, creo que ya esta todo dicho. Sirva ello para aclarar
donde estamos y no dejarse engañar más, salvo que uno/a se deje
embaucar, por intereses o por cretinismo moral y político, que de
todo hay. Ahora vayamos a lo nuestro.
Costará poner en marcha una dinámica que restituya el papel de la
política para abordar democrática y razonablemente los problemas
colectivos, sin convertir la realidad en una fraudulenta imagen de si
misma. Sin ir más lejos, lo que ha ocurrido con el juez Llarena estos
pasados días pone de relieve el hedor insoportable a mentira y
manipulación de la charca política y la indigencia moral del sistema
en su conjunto y, especialmente, por lo que nos afecta, de la otrora
izquierda, desaparecida como tal tanto en España como en Europa.
Ya en otras ocasiones he hablado del asunto monarquía-república como
algo que no se puede tratar banalmente como si en el juego de palabras
se dilucidara la realidad. En España hay una monarquía parlamentaria
que te permite defender todas las ideas civilizadas aunque haya gran
disparidad entre unas y otras. Hay una historia común para lo bueno y
para lo malo, importantes luchas sociales y políticas comunes a las
clases trabajadoras y populares. Las personas, los luchadores/as, que
tenemos un horizonte republicano, no lo perdemos de vista por complejo
que sea, de la misma manera que tenemos una perspectiva de carácter
socialista con la que intentamos trabajar cada día, orientando las
luchas más concretas y elementales hacia esta alternativa de
emancipación social que dio vida al movimiento comunista en 1920-21. O
sea, que trabajamos y luchamos por una república socialista teniendo
en cuenta la realidad.
En nuestra ideología, salvo que esta sufra una degradación
irreversible, los nacionalismos y racismos no pueden tener ningún
papel, ni los viejos, ni los nuevos que amparándose en cuentos e
historietas sobre razas e identidades ancestrales superiores, conducen
siempre a enfrentamientos violentos y a la liquidación de la lucha de
clases como verdadero motor de la historia. Consecuentemente con lo
dicho, continuaré desenmascarando a los embusteros, vividores y
cantamañanas de la historia. Es lo que debemos hacer los que tenemos
un sentido republicano y socialista de verdad. La defensa de esta
España hasta su culminación en una España republicana y socialista,
que rinda honor a lo mejor de su historia: la del movimiento obrero y
popular de Catalunya, de Andalucía, de Madrid, las 2 Castillas y
Asturias, de Galicia, Euzkadi y Aragón, de Extremadura, Murcia y
Canarias, del País Valenciano, Navarra y la Rioja, de Cantabria a las
Islas Baleares, atravesando el Estrecho hasta Ceuta y Melilla.
Teniendo un fraternal recuerdo a los que defendieron, muriendo muchos
de ellos y ellas, Madrid y Catalunya del fascismo, sin importar de
donde eran. Recordando con emoción a los hermanos de las Brigadas
Internacionales, muchos/as de los cuales yacen en nuestra tierra y
cunetas. Esta es nuestra más sentida historia de España, no la que
intentó escribir el franquismo, ni la que intenta escribir ahora el
secesionismo racista, en gran parte cómplice del franquismo por parte
de muchos de sus protagonistas.
Para trabajar en ello, vayan unas ideas y propuestas:
1.- Queremos y defendemos una España unida, común e indivisible en
sentido federal, sin ningún privilegio ni relación bilateral
exclusiva. Con horizonte republicano y socialista.
2.- Que la competencias unitarias de todos y para todos y las de las
partes sean concretas y claras y no sujetas a cesión o delegación de
competencias. Cada parte responsable de lo que le compita y todas las
partes corresponsables del conjunto, con equilibrio solidario y eficaz
de todos los recursos humanos y económicos.
3.- Defensa de políticas de avance y cambio social. Justicia social
frente a la depredación del capital, igualdad de derechos entre
hombres y mujeres ante el trabajo y en la sociedad, solidaridad de
clase y popular.
4.- Y como parte inseparable y básica de todo lo anterior, acción
permanente contra la guerra y defensa irrenunciable de la paz.
Trabajar aquí y en el mundo por la convivencia, la solidaridad y el
entendimiento entre los pueblos. A tal fin, disolución de la OTAN como
aparato de imposición del capitalismo más brutal y conversión de las
bases bélicas extranjeras de nuestro territorio en bases para la paz y
el desarrollo social de las zonas más castigadas por las guerras y las
hambrunas. Que una ONU democratizada se encargue de mantener la paz
cuando haya discrepancias y enfrentamientos entre países, o en un
país. En esa línea, exigir que se dedique un gran presupuesto de los
países económicamente más desarrollados, a reconstruir lo que sus
guerras han producido y a contribuir al desarrollo de infraestructuras
económicas y sociales en los países próximos saqueados por la
voracidad capitalista.
Esto es un breve resumen de ideas, iniciativas y propuestas. Hay
plataformas unitarias de izquierdas que están trabajando en la misma
línea. Apoyémoslas y organicemos los esfuerzos colectivos.