Uno de los alimentos mejor valorados de la gastronomía española es el jamón serrano. Tanto es así, que se ha convertido en uno de los manjares más solicitados en las buenas mesas de todo el mundo. El buen jamón serrano ha traspasado las fronteras, para satisfacer los paladares más exquisitos. Sin embargo, no todos los jamones ofrecen la misma calidad. El jamon de teruel cuenta con la Denominación de Origen Protegida DOP, lo que nos garantiza que nos encontramos ante una pieza de excelente calidad.
Otro ejemplo de un buen jamón serrano es el jamon de Trevelez, distinguido con el sello IGP, Indicación Geográfica Protegida, lo que asegura su autenticidad, y con el que se puede disfrutar de una experiencia gastronómica única.
Pero ¿sabrías distinguir un buen jamón serrano de uno de inferior calidad? A continuación te contamos algunas claves.
Claves para distinguir un buen jamón serrano
A simple vista, todos los jamones serranos pueden parecernos iguales, sin embargo, solo con la primera ojeada ya podemos distinguir algunos aspectos que nos llevarán a tomar la decisión adecuada.
Comprobar la etiqueta
Todos los jamones deben llevar su etiqueta identificativa, gracias a ella podemos comprobar todos los datos del producto, desde el animal del que procede, tiempo de curación y lugar de producción. Además del fabricante, también debe aparecer si pertenece a una Denominación de Origen, como es el caso de los jamones de Teruel, o a una IGP, como el caso de los de Trevélez de la Alpujarra granadina.
Colores de los distintivos
Para que sea más sencilla su identificación, se han asignado una serie de tonalidades para que no existan confusiones. En el caso de los jamones serranos de Teruel cuentan con un precinto blanco que garantiza el lugar de origen, además de un corte en V.
En el caso de los jamones de Trevélez, los colores varían según los meses de curación. El precinto azul es el que cumple con los meses mínimos de curación (14 meses); el rojo, más meses que el azul (18 meses); y por último, el precinto negro, que sería el de calidad superior, conocido como el Gran Reserva (22 meses).
Aspecto del jamón
El buen jamón serrano debe presentar una carne de una tonalidad roja intensa y una grasa brillante y untuosa de un color blanco o ligeramente amarillento. Esta grasa puede aparecer más firme en las zonas donde existe mayor cantidad de carne, y más frágil en el resto.
Sabor
Además del etiquetado o el aspecto que presente el jamón serrano, también debemos tener en cuenta el sabor. Este debe ser agradable al paladar, con un toque delicado y bajo en sal. Tampoco debes confiar en aquellos que no presentan un aspecto compacto, con hendiduras o sospechosas separaciones.
Disfrutar de un buen jamón serrano es uno de los mejores placeres que podemos aportar a nuestra alimentación. Además, gracias a que se trata de un producto natural y elaborado bajo procesos artesanales, conserva todos los nutrientes, lo que lo convierte en un perfecto aliado para cualquier dieta. Como tapa, en bocadillo o acompañando los mejores guisos, el jamón serrano es la gran estrella de cualquier despensa. Eso sí, siempre que elijas el de mejor calidad.