El cambio climático, la agricultura intensiva, las especies invasoras, la caza ilegal y la sobrepesca están detrás de este dato demoledor: el 40% de la más de 11.000 especies de aves que habitan nuestro planeta presentan un declive poblacional, y 1 de cada 8 está amenazada. Son datos significativos del informe “State of World’s Birds 2018” (Estado de las Aves del Mundo 2018), que la organización Birdlife International presentó en el Cumbre sobre rutas migratorias, en Abu Dhabi, el pasado mes de abril.
Birdlife es la federación de conservación más grande del mundo, ya que forman parte de ella 120 entidades alrededor del globo, y tiene 11 millones de seguidores. Su último informe, en concreto, puso de manifiesto que, entre las causas de tal situación a nivel mundial, la primera es la práctica agrícola insostenible, pues afecta a 1.091 aves amenazadas (el 75%).
Le sigue la tala indiscriminada, que afecta a 734 especies (el 50), así como las especies exóticas invasoras que amenazan a 578 especies de aves (el 39%). La caza captura de aves, el cambio climático o el uso de insecticidas neurotóxicos son otras causas que explican en descenso de población.
La atracción por las aves
Acercarse a determinadas especies, así como a sus formas de vida y sus hábitats, sirve para tomar conciencia, ayuda a tener una idea sobre la importancia de cuidar la biodiversidad del planeta.
Las aves exóticas, por ejemplo, generan mucha atracción. Hablamos de ejemplares como cotorras, loros, agapornis, periquitos o guacamayos. Antes de comprar aves exóticas, eso sí, merece la pena informarse sobre la idoneidad, decantarse por las vías legales y estudiar muy bien qué necesita la especie para no pasar necesidad.
Se les llama aves exóticas a las especies que están presentes en un territorio como resultado de una introducción desde el exterior. Para su clasificación, se encuadran en la categoría C, donde también se encuentran las especies nativas introducidas, las reintroducidas, las asilvestradas y la naturalizadas en áreas vecinas. En la actualidad, entre todas las especies de aves, Bird Life calcula que existen 14 pájaros exóticos establecidos en la categoría C.
A estas habría que sumar las 323 especies que se encuentran registradas como no establecidas, luego formarían parte de la categoría E, aunque algunas de ellas, en 2006, estaban previsto de considerarse establecidas en un futuro inmediato.
Conocer para conservar
La acción del ser humano resulta determinante para la supervivencia de los seres vivos. No obstante, aunque su huella tardaría cientos de año en borrarse por completo, se puede mantener una actitud proactiva para conservar la biodiversidad.
Es recomendable, para empezar, no comprar animales silvestres como mascotas, entendiendo por animal silvestre aquel que no ha sido domesticado, vive en libertad y es capaz de desarrollarse y sobrevivir en su hábitat. En él es también donde se reproducen, ayudando así a preservar la especie.
Igual que no se pueden adquirir animales silvestres para llevar a casa, tampoco conviene liberar animales domésticos en áreas silvestres. Primero, porque tienen pocas posibilidades de vivir en una ambiente que no conocen. Segundo, porque, si sobreviven, pueden desplazar a otras especies autóctonas. Lo mismo aplica para las plantas y árboles.
Los nidos de aves, tortugas u otros animales no deben tocar, como tampoco debe hacerse con sus crías, por entrañables que no parezcan. Hay un riesgo elevado de que la madre lo abandone y muera.
La naturaleza vive en equilibrio, así que extraer plantas de áreas naturales tampoco es una práctica útil, porque además será difícil que logre sobrevivir fuera de su ambiente natural. Ni que decir tiene, aunque siempre merece la pena recordarlo de cara al verano, que está prohibido hacer fuegos en ambientes naturales.
El impacto debe ser mínimo incluso cuando se va por carretera, pues esta puede ser un corredor natural para muchas especies (cuyo hábitat ha sido adulterado) y tienen riesgo de morir atropelladas. Si ocurre, hay que avisar a las autoridades cuanto antes.
Un zoológico, un acuario o un jardín botánico, siempre que estén bien gestionados y cuidados, son espacios muy útiles para aprender. No solo de las especies en sí, sino de posibles programas de reproducción y reintroducción en ambientes naturales que tengan en marcha. Ir con niños es buena idea no solo por lo entretenido de la actividad, sino por inculcarles la pasión y el respeto por la naturaleza.
De todas formas, mantener una actitud favorable para con la conservación de la naturaleza no debe terminar en el campo o en el zoológico, se debe seguir practicando en casa. Es una práctica sostenible comprobar el origen de los artículos que adquirimos, como los muebles, si vienen o no de plantaciones certificadas. También de los alimentos, si son orgánicos o han sido producidos bajo uso de fertilizantes o plaguicidas.
Siempre suma la participación en actividades de voluntariado con asociaciones, ONG u otras entidades que promuevan la protección del medio ambiente.