De no tener nada en cuenta la higiene personal ni el mantenimiento del entorno, el ser humano ha evolucionado hasta conseguir equipos, técnicas y productos de alta efectividad. Os contamos este tránsito.
La limpieza es un factor clave para la prevención de enfermedades, pero si bien hoy en día existen métodos de saneamiento que consiguen una gran asepsia así como comunidades de vecinos, de colegios y todo tipo de asociaciones se sirven del servicio de una empresa de limpieza, hace un tiempo esto no era así y las medidas higiénicas dejaban mucho que desear, tanto en pueblos como en ciudades
Sí, la limpieza también ha sufrido una gran evolución y lo ha hecho paralelamente a la evolución humana en general. En tiempos prehistóricos y cuando los hombres eran nómadas estos se trasladaban de una cueva a otra cuando la primera ya estaba muy sucia, de modo que el concepto de limpieza tal y como se entiende hoy en día no se asentó hasta que los hombres no fueron sedentarios.
Parece que el jabón se descubrió de modo casual al observar los componentes que se formaban en las orillas de los ríos, formado por restos de huesos y carne animal y que enseguida se vió que ayudaban a limpiar mejor, pero hay historiadores que sitúan el descubrimiento del jabón como un hecho nacido de la voluntad del hombre en la cultura sumeria.
No fue hasta el siglo XIX que se crea una verdadera revolución y se da a conocer el valor y la necesidad de la limpieza
Durante siglos, la limpieza era una prerrogativa de la que sólo gozaban las clases dominantes. Por ejemplo, romanos y egipcios son dos culturas antiguas que concedían mucho valor a la higiene personal, pero quienes mantenían las casas limpias eran los esclavos, mientras estos vivían hacinados en cualquier lugar.
El retroceso en cuanto a higiene se produjo en la Edad Media, cuando empezaron a ser mal vistos los baños turcos y la sociedad empezó a señalar a quienes usaban muy a menudo los baños públicos, producto de una cultura islámica de la que se reniega en este tiempo. Incluso se veía cierta inmoralidad en su uso.
En plena guerra con los países del Islam, Europa retrocedió en la higiene al mismo tiempo que las ciudades no dejaban de crecer, lo que hacía que se acumularan los deshechos y se defecara y orinara en cualquier lugar originando grandes focos epidémicos.
En el siglo XVIII se pusieron límites legislativos a echar las basuras por las ventanas, se crearon las primeras alcantarillas y en las ciudades se crearon zonas para acumular los residuos.
En este mismo siglo tuvo lugar el descubrimiento del cloro y más tarde de la lejía al mezclar el cloro con sosa cáustica. El hecho fue clave pero no fue hasta el siglo XIX que se crea una verdadera revolución y se da a conocer el valor y la necesidad de la limpieza, tanto en ciudades como en pueblos y en todas las clases sociales. Se asentaron algunos elementos de higiene pública basicos y que a día de hoy nos puede parecer que siempre estuvieron ahí, cómo el agua corriente, la recogida de basuras, el alcantarillado o el uso del retrete.
La limpieza no ha hecho más que avanzar hasta profesionalizarse
Los avances tecnológicos hicieron posible que a mediados del siglo XX las familias pudieran tener lavadora, nevera, las primeras aspiradoras, plancha eléctrica y este invento clave en la limpieza doméstica y 100% español: la fregona.
Desde entonces la limpieza no ha hecho más que avanzar hasta profesionalizarse, ya que hoy encontramos empresas que llevan a cabo limpiezas industriales, de comunidades de vecinos, etcétera haciendo uso de equipos y de productos que no dañan el medio ambiente, porque la paradoja es que en el momento histórico en que se ha conseguido contar con un entorno limpio sean los productos de limpieza los que puedan poner en riesgo el planeta.
Así que son los usuarios de las empresas de limpieza los que deben buscar aquellas que trabajen en función de la responsabilidad con el entorno y ofrezcan soluciones de limpieza personalizadas para cada necesidad.
