El creciente y constante avance de la tecnología, sumado a la cada vez mayor concienciación de nuestro impacto sobre el medioambiente, ha propiciado la creación de todo tipo de nuevos vehículos para el desplazamiento urbano. Hasta la fecha, pensar en los avances tecnológicos vinculados al transporte siempre nos ha hecho señalar a los vehículos eléctricos y esos problemas de duración de batería cada vez menos presentes; pero el abanico de medios de transporte se ha ampliado de forma exponencial y ni tan siquiera imaginable hace cinco años.
Reducir la contaminación se está convirtiendo en el objetivo no solo de fabricantes, sino también de una sociedad que cada vez aboga más por preservar el medioambiente y no tiene reparos en hacer determinados sacrificios para conseguir ese necesario objetivo. O al menos esa era la idea que se tenía hasta hace poco porque, ciertamente, las nuevas formas de transporte urbano apuestan también por la comodidad del conductor y, sobre todo, por ofrecer algo con lo que moverse por la ciudad sin problemas.
Siempre pensamos en los vehículos personales eléctricos como una mezcla entre innovación, practicidad y sostenibilidad; sin embargo, es bueno señalar también la existencia de cierto factor de ocio dentro de sus posibilidades. Y es que, si bien la inmensa mayoría está convencida de que la innovación en materia de transporte ha de seguir una linde con fines meramente utilitarios, también es posible obtener algo que apunte a la diversión sin pretensiones.
Cada vez tenemos más vehículos alternativos rondando por los entornos urbanos. Solo hay que darse una vuelta por alguna gran ciudad para ver a algún ciudadano moviéndose con una bicicleta eléctrica, un monopatín o, como se viene observando en los dos últimos años, un hoverboard. Este último vehículo personal se está popularizando muchísimo por la comodidad que supone; pero una de sus variantes, el Hoverkart, está consiguiendo ganar bastante fama por las posibilidades que ofrece no como vehículo útil, sino como vehículo divertido. Tanto, que su popularidad como regalo para los más pequeños es algo que no deja de crecer.
¿Qué es un hoverkart?
Como su nombre indica, el hoverkart convierte al hoverboard en una especie de kart. Este complemento hace que el usuario pase a estar sentado para apoyar los dos pies sobre un manillar adicional, junto con una palanca que hace las veces de freno. Es, en resumidas cuentas, un dispositivo que ofrece una forma de conducción mucho más cómoda que la del dispositivo original.
Su funcionamiento, sencillo y realmente rápido de asumir, junto con su forma y lo colorido de algunos modelos, ha conseguido que se convierta en algo capaz de llamar bastante la atención del público, pero sobre todo del más joven. Y es que, justo como decíamos antes, muchos han descubierto en esta nueva forma de transporte algo con lo que divertirse y pasar un buen rato a la par que disfrutan de un vehículo que no supone un impacto para el medioambiente.
Los más pequeños, sobre todo, son los que más están disfrutando de él. Al ser tan fácil de usar y tan cómodo, niños (y no tan niños) lo han convertido en el aliado perfecto para moverse de otra forma por parques o zonas amplias. Pierde un poco el sentido de utilidad y practicidad del hoverboard original, pero gana un atractivo especial que lo orienta sobre todo al ocio.
Ideal para una jornada al aire libre, perfecto para que los más pequeños corran e incluso se animen a organizar pequeñas competiciones; el hoverkart demuestra que no solo hay otra forma de diseñar vehículos para reducir emisiones, sino también de aprovecharlos para divertirse con el menor de los riesgos. A diferencia de los grandes vehículos de motor, este no necesita licencias, ni permisos, ni largos procesos de aprendizaje. Y eso, precisamente, es lo que lo convierte en algo tremendamente adecuado para este sector de la población.
Al final, la existencia de complementos de este tipo demuestra que, además de conseguir una nueva forma de movernos por la ciudad alejándonos de la contaminación de los transportes urbanos tradicionales; también podemos conseguir algo que sirva para que todos los públicos disfruten pasando un rato de diversión. Desde la concepción del hoverboard, este siempre ha demostrado cierta afinidad por los “peques”. Ahora, con esta silla adicional que lo cambia por completo, termina de demostrar la versatilidad que posee y el magnetismo con el que atrae a los infantes.
Pierde ese tamaño reducido tan adecuado para el transporte individual por las ciudades, pero gana como herramienta para divertirse. Si tienes niños en casa y quieres que prueben algo diferente, el hoverkart es una muy buena propuesta para conseguirlo y, de paso, comenzar a mandar ese necesario mensaje de concienciación con el medioambiente.