Dicen que todos poseemos, en mayor o en menor medida, algún tipo de adicción. Desde nuestra más tierna infancia, tenemos la necesidad de estar con nuestros padres, poco después nos volvemos demasiado asiduos al visionado de la televisión, ordenadores y otros elementos electrónicos. Crecemos y el número de adicciones crece con nosotros. Nos planteamos si la adicción forma parte de nuestra esencia humana, si es una definición de nuevo cuño para encuadrar ciertos problemas sociales o realmente tiene una patología clara y específica. En cualquier caso, hay que saber diferenciar entre las que se denominan sin sustancia, o que no entrañan peligro para la salud ni para llevar una vida equilibrada, como las que acabamos de enumerar, de aquellas que de facto son peligrosas, como el consumo de drogas.
Dentro de este último tipo, podemos considerar una adicción como una enfermedad física y emocional por la que una persona no puede controlar sus impulsos por consumir una droga, o por dejar un hábito o conducta peligrosa, por razones de dependencia psicológica o incluso fisiológica y, es por tanto, cuando esta dependencia impide el desarrollo normal de una vida cuando aparece el verdadero problema.
Es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro, que se caracteriza por una búsqueda patológica de la recompensa y/o alivio a través del uso de una sustancia u otras conductas. Esto implica una incapacidad de controlar la propia conducta, dificultad para la abstinencia permanente, deseo imperioso de consumo, disminución del reconocimiento de los problemas significativos causados por la propia conducta y en las relaciones interpersonales, así como una respuesta emocional disfuncional.
Las adicciones acarrean dos grandes problemáticas que impiden el desarrollo normal de una vida sana y feliz. La imposibilidad de controlar su propia voluntad y la negativa a cualquier otra realidad que no sea la de satisfacer su adicción. Hay dos tipos de adicciones que engloban la multitud que se derivan de ellas; la adicción a las sustancias y la adicción a ciertos comportamientos. Según la neurociencia, ambas comparten las mismas bases neurobiológicas.
En este artículo, señalaremos algunos ejemplos de aquellas que están consideradas menos graves o sin sustancia.
Algunas adicciones sin sustancia y su presencia entre los españoles
El juego
La inclinación patológica al juego, el trastorno psicológico que obliga a una persona a jugar y apostar de forma persistente, progresiva e incontrolable, afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y vocacional se llama ludopatía y afecta a entre el 2 y el 3 % de la población española.
Mientras que hace unos años, el ludópata se enmarcaba en aquel tipo de persona que apostaba dinero en máquinas tragaperras y existía un muy difícil acceso a caer en este mal, en la actualidad el problema de la ludopatía se ha visto acrecentado, debido a las posibilidades que se han abierto gracias a internet. Debido a los juegos online y a la facilidad de acceder a ellos, es un hecho, por tanto, que la adicción al juego cada vez afecta a más personas en España y que del mismo modo afecta a adultos y también a los adolescentes, tanto a mujeres como a hombres.
Es cierto que el perfil del ludópata ha ido haciéndose más joven y, aun teniendo un mayor nivel formativo, esto no impide que tenga distintas adicciones, no solo a las tragaperras del bar del barrio o al bingo, en la actualidad, también lo hacen a las páginas de apuestas deportivas y al juego en línea.
El sexo
Otro problema es la adicción al sexo, aunque en esta ocasión no está demasiado claro donde se encuentran los límites para declarar a una persona adicta al sexo. Este trastorno recibe los nombres de adicción al sexo, sexo compulsivo, desorden hiper sexual o también es conocido como “DonJuanismo” o ninfomanía, para distinguirlo si es femenino.
Es un trastorno de la salud mental, que genera graves problemas en la persona y en su entorno, que incluye un patrón repetido de fantasías sexuales y el recurrir a la actividad sexual en respuesta a estados de ánimo desagradables, como el estrés o la depresión. Se trata de una conducta constante, que se intensifica hasta tal punto de que el deseo sexual controla todos los aspectos de sus vidas y, además, se sienten impotentes en sus esfuerzos por cambiar, como ocurre con cualquier adicción.
Se estima que alrededor de un 6% de la población nacional puede sufrir este trastorno. Ha quedado demostrado que la adicción al sexo se puede superar con un tratamiento psicológico adecuado, ya sea con terapia cognitiva, técnicas mindfulness, hipnosis y la EMDR.
Nuevas adicciones sin sustancia
La era moderna está creando nuevas adicciones, que hasta ahora no se consideraban como tales, pero en vista de la cantidad de horas y los problemas asociados que acarrean, sobre todo en los más jóvenes, podemos considerar sin miedo a equivocarnos que estas otras adicciones son a internet, video juegos y al móvil. Se estima que 1 de cada 5 españoles es adicto al móvil y que cerca del 21 % de los niños de este país están en riesgo de ser adictos a internet. Otro dato importante es que cada vez son más pequeños los que usan las consolas de forma adictiva, comenzando a los once años.
Estas son las llamadas adicciones a las nuevas tecnologías, y se consideran como tales cuando su uso es compulsivo, repetitivo y prolongado con incapacidad para controlar o interrumpir su consumo y con consecuencias sobre la salud, la vida social, familiar, escolar o laboral. Otras adicciones sin sustancia es al trabajo y al deporte, recordemos que se denominan sin sustancia porque a priori, no entrañan conductas o comportamientos peligrosos o dañinos.
La solución a este tipo de adicción
La lógica nos recomienda, para cualquier caso relacionado con los problemas de salud mental, recurrir al campo de la Psicología y de la Psiquiatría, en dependencia de la profundidad del caso.
Para el tema tratado en este artículo, las adicciones que no representan daños excesivos en las personas, pero que aún así representa un muro que impide que los pacientes puedan actuar con total gobierno e independencia sus vidas, se recomienda que se tome el primer paso que es reconocer que se tiene este problema y luego pedir ayuda. Solo entonces es posible superar este tipo de adicciones con tratamientos especializados. Los psicólogos de adicciones en Madrid del CETRAD son los más preparados de este país para realizar programas de tratamiento integral (psicológico y psiquiátrico), dirigido a personas que sufren algún tipo de dependencia.
Los tratamientos que se elaboran se ajustan a las necesidades de cada caso, estableciendo programas individualizados a partir de las problemáticas específicas que presentan, elevando los casos de éxito a cotas que son inalcanzables para aquellos centros que aplican tratamientos estándares.