No son pocas las noticias que salen a la luz sobre intoxicaciones por Burundanga. La burundanga es un alcaloide que se extrae de algunas plantas y aunque antiguamente se utilizaba con fines rituales y de brujería, actualmente esta droga es utilizada sobre todo para cometer delitos.
El consumo de sustancias psicoactivas tiene muchas consecuencias perjudiciales -tanto para la salud del consumidor como para su entorno- de hecho, la adicción es una enfermedad mental que puede considerarse un problema de salud pública. Aunque la enfermedad es crónica, hay tratamientos de recuperación eficaces que se desarrollan en centros especializados. Instituto Castelao es un ejemplo: una entidad de sanidad privada especializada en tratar adicciones a sustancias psicoactivas, con más de diez años de experiencia en este ámbito, donde el equipo de terapeutas lo forman adictos recuperados y formados en el sector, para ayudar a sus iguales a superar la adicción.
¿Qué es la burundanga y para qué se utiliza?
Como hemos citado anteriormente, la burundanga o escopolamina es una sustancia psicoactiva que se extrae de algunas plantas. La escopolamina es un relajante potente, el principio activo de la cual da lugar a la burundanga cuando se mezcla con otros químicos.
En sus orígenes se utilizaba para celebrar rituales de brujería, pero en la actualidad se le da un uso muy distinto: generalmente la utilizan delincuentes para drogar a sus víctimas por los efectos que produce. Esto sucede porque es una droga inodora, incolora e insípida, por lo que es fácil suministrarla de distintas formas sin que se sospeche de su uso.
Al consumir la droga, esta se absorbe rápidamente en el intestino y atraviesa la barrera hematoencefálica, esto provoca la anulación de la voluntad de la víctima, que pasa a ser sumisa completamente.
El efecto de la burundanga sobre el Sistema Nervioso Central es depresor, y algunos de los síntomas de la intoxicación por esta droga son: dilatación de pupilas, visión borrosa, taquicardias, retención urinaria, menos secreción salival y estomacal, fiebre, somnolencia y amnesia grave. Al mezclar el consumo de burundanga con alcohol -otro depresor del SNC- los efectos de ambas drogas aumentan.
Las manifestaciones clínicas se caracterizan por causar un síndrome anticolinérgico, con mucosas y piel seca, visión borrosa, fotofobia, alucinaciones, pasividad, hipertensión, hipertermia, somnolencia, coma y convulsiones.
Quien consume burundanga, siente algo parecido a estar hipnotizado. Es decir, entra en un estado de sumisión total pero manteniendo su identidad y pudiendo realizar actividades aparentemente normales. Simplemente el cerebro actúa de forma automática cumpliendo órdenes. De ahí que se utilice esta droga para cometer delitos, porque puede decirse que sus efectos son disimulados; además de ser muy difícil de detectar.
Las formas típicas de intoxicación por burundanga suelen ser en ambientes de ocio nocturno, ingiriendo la droga disuelta en bebidas y empleada con finalidad sexual. Sus efectos empiezan a los 30 minutos de ingerir la droga y duran hasta 4 horas.
Emplear sustancias psicoactivas en agresiones sexuales es cada vez más frecuente. La frecuencia con que se asocia el consumo de drogas con la comisión de estos tipos delictivos ha hecho que a estas drogas se las denomine drogas Facilitadoras del Asalto Sexual (DFAS); aunque en España se utiliza el término de Sumisión química.
Cualquier intoxicación aguda por consumo de drogas necesita de tratamiento médico con seguimiento estricto para la desintoxicación, ya que el síndrome de abstinencia que se produce cuando se quiere dejar de consumir, puede ser peligroso. Después de la desintoxicación, suponiendo que el sujeto sea enfermo adicto (si es consumidor pero no es adicto, quizás no requiere de tratamiento de recuperación y es suficiente realizando la desintoxicación de la sustancia) requerirá seguir un tratamiento terapéutico para “dormir la enfermedad”, o lo que es lo mismo, para aprender a vivir sin consumir, pudiendo tener una vida plena y sin drogas.
Los tratamientos de recuperación de adicciones más eficaces han demostrado ser los que abarcan todos los ámbitos de la vida del adicto (social, laboral, relacional…) así como su entorno. Se trabaja en terapias grupales e individuales, con un enfoque cognitivo conductual para dar al paciente las herramientas necesarias para mantenerse en abstinencia. Durante el proceso de tratamiento terapéutico se adquieren nuevos principios, valores, habilidades sociales y conocimientos que facilitan una vida sin drogas. Normalmente se realizan también semanalmente terapias de pareja y/o de familias, para que los allegados del paciente sean partícipes de su progreso en recuperación y entiendan la enfermedad de la adicción.