El personal de limpieza desempeñó un importante papel durante la crisis sanitaria, sin ellos los contagios se habrían multiplicado.
Sin embargo, y pese a desempeñar una labor esencial, ha sido uno de los sectores más olvidados, menos reconocidos y también más castigados durante la pandemia.
“Con la nueva normalidad las aguas se han vuelto a encauzar, pero las actividades de limpieza y desinfección siguen siendo tan necesarias como antes, pues los rebrotes que han ido apareciendo se cuentan ya por decenas. Bajar la guardia ahora sería un craso error” comentan desde Limpiezas Bizkaia.
En cualquier caso, la correcta limpieza y desinfección de los hogares, lugares de trabajo y espacios públicos no es suficiente para mantenerse alejado del virus, sino que se hace necesario el uso de mascarilla, la obligada higiene de manos y seguir manteniendo la distancia social, algo que al parecer no todos parecen comprender y a lo que otorgan poca importancia, quizás por eso a lo largo y ancho del territorio nacional se han sucedido botellones, así como improvisadas fiestas y reuniones masivas, haciendo caso omiso de las recomendaciones.
Y mientras que algunos creen que el peligro ya ha pasado, otros extreman las precauciones para no contagiarse ni contagiar a los suyos, convirtiendo la limpieza y desinfección en una obsesión que en algunos casos no hace sino poner más en riesgo a las personas.
Y es que, pese a que las autoridades han advertido de que la lejía es uno de los biocidas más efectivos en la lucha contra el coronavirus, muchos se empeñan en mezclar distintos productos de limpieza porque creen que así obtendrán una mayor limpieza y desinfección, sin saber que esa mezcla puede causar intoxicaciones y quemaduras en la piel.
No obstante, y pese a que los medios y autoridades llevan meses empleando la palabra biocida, no todas las personas saben lo qué es y para qué se emplea.
“Un biocida es una sustancia activa o preparado que contiene una o más sustancias activas, destinadas a destruir, contrarrestar, neutralizar, impedir la acción o ejercer un control de otro tipo sobre cualquier organismo nocivo por medios químicos o biológicos”.
“En el caso de la lejía, la proporción adecuada es de 1:50, es decir, es suficiente con diluir 20 mililitros de lejía por cada litro de agua para acabar con el virus”.