El cuidado corporal va más allá del sentido estético. El buen cuidado de la piel es sinónimo de fomentar la salud, y muchas personas no están conscientes de ello, por lo que día a día utilizan productos que no son adecuados y arremeten contra la salud de su piel. No todos los productos del mercado son beneficiosos, por lo que al momento de comprar debes escoger cuidadosamente cada uno de ellos.
Verifica la composición
Lo primero que debes identificar es si el producto contiene agentes nocivos o alergógenos que puedan causar algún daño como: el Sodium Lauryl Sulfate o el Sodium Laureth Sulfate, que eliminan las grasas naturales ocasionando irritabilidad, los parabenos, que pueden ocasionar alteraciones hormonales y las siliconas, que suelen crear una película sobre la piel impidiendo que esta respire, ocasionando obstrucciones. Lo segundo en que debes fijarte es si el principio activo cumple los resultados mencionados. Si promete ser “calmante” debe contener caléndula o malva, “refrescante” menta o eucalipto, “humectante” mantecas y aceites vegetales, “aclarante” hidroquinona y “antioxidante” vitamina C.
En un mercado lleno de químicos desconocidos, lo más sensato es buscar marcas orgánicas. Estas suelen ser poco asequibles, pero existen servicios de suscripción, como el de Abiby, que ofrecen cada mes una caja de cosméticos orgánicos acorde a tu presupuesto y a las necesidades de tu piel.
Escoge según tu tipo de piel
La regla de oro para una piel saludable es decirle no a los productos “para todo tipo de piel”. Cada persona tiene un tipo (grasa, seca, mixta) de piel y la idea principal es buscar productos que contrarresten sus características negativas.
La piel grasa debe evitar usar productos oleosos comedogénicos o con consistencias muy densas, e inclinarse por emulsiones ligeras o geles que contengan principios activos como el ácido salicílico, extracto de mimosa o té verde, aloe vera, arcilla verde o aceite de árbol de té.
La piel seca debe evitar los productos astringentes y matificantes reguladores de sebo e inclinarse por texturas densas y lechosas a base de manteca de cacao o karité, aceite de aguacate o jojoba, ácido hialurónico, miel, ginseng y ceramidas.
La piel mixta tiene la capacidad de absorber diversas texturas, pero lo más recomendable es usar productos con densidad media. Los principios activos que se deben buscar son el ácido azelaico, la vitamina B5, el ácido cítrico y el extracto de hamamelis y romero.
El orden que debes seguir
No importa cuánto dinero gastes, ni cuantos productos compres, ya que si no los aplicas en el orden correcto será un desperdicio. Los productos cosméticos tienen una densidad y una concentración específica y el orden correcto de aplicación es del más ligero al más denso: de lo contrario, el contraste de las consistencias puede interferir con el producto anterior o no permitir su absorción.
Después de la limpieza, se deben aplicar productos líquidos como el tónico, luego se aplican las soluciones que suelen ser concentraciones ligeramente más densas que el agua. Cuando se absorbe el producto, se debe aplicar el suero que comúnmente tiene una textura entre acuosa y gelatinosa. Después de esto, se aplica el gel o la crema humectante y se deja reposar hasta que se absorba, para luego aplicar el protector solar.
Si se va a utilizar un producto con base aceitosa, no se deben aplicar antes texturas en gel, porque se perderán ambos productos.