Las rupturas no son fáciles, pero no tienen por qué convertirse en un infierno. Llevar el proceso de la forma más civilizada posible, alcanzando acuerdos y evitando los enfrentamientos innecesarios, es la forma menos dolorosa, rápida y económica de poner fin a un matrimonio. Es especialmente importante llegar a pactos amistosos en el caso de que haya menores implicados, fruto de la unión que va a disolverse
El divorcio es la institución jurídica que permite la disolución del matrimonio a instancia de los cónyuges. Existen dos vías para poner fin a la relación definitivamente: de mutuo acuerdo o por la vía contenciosa. En los divorcios de mutuo acuerdo, el procedimiento se ve reducido en el tiempo y se vuelve más económico y menos traumático, todo el proceso es más sencillo. Por la vía contenciosa, por el contrario, cuando los cónyuges no son capaces de dialogar o uno de ellos ni siquiera acepta la petición de divorcio por parte del otro, los procedimientos se alargan y dan lugar a enfrentamientos que no conducen a nada, más que a generar estrés y más sufrimiento. Son, así mismo, bastante más costosos.
A continuación, se presentan las principales ventajas de los divorcios amistosos.
Más económico
Una de las decisiones más importantes dentro del matrimonio es, irónicamente, ponerle fin. Se trata de dar un paso al frente que cambiará radicalmente la vida a la que se estaba acostumbrado, a la rutina y a una forma compartida de estar en el mundo. Es posible que haya que mudarse a otro domicilio y que cambie la relación con los hijos, en caso de haberlos, posiblemente se pierda poder adquisitivo… Son muchas las consideraciones a tener en cuenta antes de dar el paso.
El dinero no es lo más importante, obviamente, pero muy necesario, incluso para divorciarse. Teniendo en cuenta la situación de precariedad que viven la mayoría de familias en la actualidad y que el divorcio mermará aún más sus arcas, lo mejor será gastar lo menos posible en el proceso.
El divorcio de mutuo acuerdo se puede gestionar con un único abogado y representante para ambos cónyuges e implica un menor número de trámites que el divorcio contencioso, por lo que los costes finales se verán reducidos notablemente.
Más rápido
Una pareja que decide divorciarse quiere hacerlo cuanto antes para poder empezar una nueva vida. En este sentido, cuando se consigue dialogar y se manifiesta un cierto grado de disposición por ambas partes, se elabora un convenio regulador, se presenta y todos los plazos serán más ágiles que si, finalmente, hay que acudir a juicio para que un juez dicte sentencia.
Por este motivo, si la intención es acabar cuanto antes con la situación, lo mejor es acudir a los especialistas en divorcio de mutuo acuerdo para recibir un buen asesoramiento que beneficie a ambos. Aunque cuando hay menores a cargo es necesario pasar por el juzgado para que este de el visto bueno y no se produzca indefensión por todas las partes implicadas, incluidas los hijos, los plazos serán más cortos.
Es aconsejable empezar el proceso de divorcio amistoso por aquellos puntos que benefician a ambos e ir negociando aquellos en los que no se está plenamente de acuerdo hasta alcanzar un consenso.
Definición de un acuerdo consensuado y personalizado
Cuando los cónyuges no son capaces de llegar a un acuerdo, las condiciones del divorcio se resuelven de forma contenciosa y es el juez el que dicta sentencia en base a unas disposiciones mas o menos normalizadas, pero que, en muchas ocasiones, no benefician a ninguno de los dos implicados.
En estos casos, el fallo de la sentencia incluye a quién se le adjudica el uso de la vivienda, cuál es el importe de la pensión compensatoria y/o alimenticia, cómo se reparten las vacaciones, los días de visita o los fines de semana entre ambos progenitores… Se trata de una orden que en ocasiones es muy difícil de cumplir por los horarios de trabajo u otras obligaciones que se tengan.
En cambio, cuando el proceso se lleva a cabo por la vía amistosa, los cónyuges son los que acuerdan las medidas recogidas en el convenio regulador y lo personalizan. De este modo, lo que queda recogido en este documento es fruto del acuerdo y consenso entre ambos, con lo que se ajusta mucho mejor a la realidad de cada uno de los progenitores y las circunstancias de cada familia, siendo más fácil de cumplir.