El café es cada día más indispensable, tanto para comenzar el día laboral hasta terminar una comilona con los amigos. La idea entonces es que nos salga bien, así que recomendamos usar una buena máquina.
Máquinas de café: más que una cafetera
Concretamente instamos a navegar por la web para elegir la cafetera que quieras. Y es que una buena máquina de café nos va a marcar la rutina tanto o más que el más importante electrodoméstico.
Aunque para elegir una máquina de café, como para todo, es mejor contar con un criterio formado que con ideas aproximadas, prejuicios o simplemente intuición. Lo primero que tenemos que ver es el material.
Aunque la estética es muy importante, el material de buena calidad lo es más. Por eso el cobre, el latón o el acero inoxidable son infinitamente más prácticos. Así que tenerlo en cuenta es básico.
La bomba de agua es absolutamente elemental. Debe distribuir el agua sobre el café a la presión adecuada, 9 bar. Aunque si la cafetera es espresso entonces se necesitará casi el doble de esta cantidad.
Y es que si quisiésemos contar con una máquina de café semejante, deberíamos escoger con buen criterio. Son muy útiles por múltiples razones, y aquí veremos brevemente donde comprarlas y por cuanto.
Cafetera de cápsulas
Así que por eso el catálogo de estos electrodomésticos es tan enormemente amplio. Así que recomendamos que elija su cafetera de capsulas por internet, como mayor fuente de información al respecto.
Y el factor clave es la rapidez. En lugar del tedioso proceso de prepararse un café de forma repetida por la mañana, se introduce una cápsula y listo. Y es que al final una regla que triunfa es la economía del esfuerzo.
Además cada vez más la variedad de sabores es infinita. Habría ue ser un auténtico y completo extraterrestre para no disfrutar aunque sea de cinco sabores de los disponibles en el mercado.
Y entre todos estas distintas gamas de mayores y menores amargos, más o menos dulces…Destaca uno, el café escocés. Y como todo lo destacable, tiene una curiosa y edificante historia.
Café escocés: la leyenda detrás del sabor
Si alguien quiere conocer una muy detallada pero amena historia de como se creó el café escocés, le recomendamos el link insertado. Y es que es una anécdota realmente impresionante, a la par que simpática.
En la modesta pero esmerada ciudad de Leópolis se dieron cita muchas mentes preclaras. Sobre todo polacos, y, lo que realmente nos interesa, unos eminentes matemáticos.
La cosa es que en su tiempo libre en la fría Ucrania se aburrían, y como era lógico, buscaron un pasatiempo. Obviamente el ser humano tiende a divertirse con las cosas en común, y eso hicieron. En su cafetería favorita, el Café Escocés.
Se dedicaban a escribir problemas, dilemas y acertijos matemáticos en las blancas y enormes mesas de mármol. De esa forma mataban el tiempo pero a la vez entrenaban su mente para el día siguiente,
Así que finalmente la mujer de Stefan Banach, integrante esencial de ese grupo les dio un enorme cuaderno blanco. El cuaderno blanco significó en la práctica el embrión de un libro que daría mucho que hablar.
El libro sería denominado Libro Escocés. Dicho cuaderno sería una recopilación informal de problemas matemáticos. Según la leyenda durante la Segunda Guerra Mundial fue enterrado en un campo de fútbol.
Al menos esto es la leyenda, si bien en ese detalle no hay tanto consenso. Lo que sí que es cierto es que la guerra afectó a los simpáticos y sesudos miembros de forma horrenda.
Murió en 1945, tras pasarse los últimos años de su vida alimentando con su sangre a piojos para experimentos nazis, si bien vio el final de la guerra. Steinhaus en cambio sobrevivió hasta 1978. Ambos fueron grandes mentes en el campo de la probabilidad.
Lo cierto es que es una historia muy reveladora a varios niveles. Para empezar pone de manifiesto que cuando varias personas brillantes se juntan, el resultado puede ser magnífico si hay buenas migas.
Además, como el café en sí mismo, humaniza a los matemáticos, o a las personas en general. Gracias a imaginarnos su olor, la marca de la taza o el camarero viendo si falta algo, recreamos esas tardes.
Y desgraciadamente también nos da una idea de la insoportable levedad del ser humano. Una horrenda guerra hecha por gente menos inteligente y más diabólica destrozó las vidas de grandes sabios. Y lamentablemente esos son grandes ejemplos.
Claro que seguramente no haya mejor forma de honrarles que tomando un café escocés en su honor. Las cuatro cucharadas soperas de café molido, ocho cucharaditas de azúcar blanco, tres cuartos de litro de agua, doscientos gramos de helado de vainilla…Y cuatro copas de whisky. Escocés, por supuesto.
Pero como bien sabemos, la suma de los adecuados productos en temas cafeteros no tiene por qué ser igual al resultado ideal. Así que estaría bien no obviar ningún detalle en la preparación.
Lo primero es asegurarnos de calentar cuatro vasos donde hay que poner dos cucharadas de azúcar y el whisky (a copa por vaso). Por supuesto aquí cada maestrillo tiene su librillo, pero es una receta estándar.
Después preparamos un vaso largo de café exprés, el cual utilizaremos para echarlo sobre los vasos que comentábamos. Inmediatamente comienza la fase crítica, la hora de que café y whisky estén juntos…Y revueltos.
Pero todo pastel tiene su guinda, y en este caso es el helado de vainilla. Este toque final está esperando para ser puesto encima de los vasos. Y eureka, ya tenemos la bebida adecuada para una tertulia amistosa.
Como conclusión, debemos pensar en el significado de las bebidas. Algo que estimula y relaja como el café y el whisky tiene su historia detrás. Así que esperemos que se adentre en el maravilloso mundo del café escocés.